El Himno del Alma
• Hechos de Tomás •
• Acto
IX • Capítulos 108-113 •
• Himno
del Apóstol Judas Tomás que se encontraba en la región de los indios •
Cuando era un niño
1
vivía en mi reino en la Casa de mi Padre,
y en la opulencia y abundancia
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de mis educadores me solazaba,
cuando mis Padres me equiparon
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y enviaron desde el Oriente,
nuestra Patria.
De las riquezas de nuestro tesoro
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me prepararon un hato pequeño.
Era abundante, pero tan ligero que
yo solo 5
podía llevarlo:
Oro de Bet'Elayye' y
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lata de la gran Gazak.
rubíes de la India,
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ágatas de la región de Kushán.
Me ciñeron con duro acero,
capaz de quebrar el hierro.
Me quitaron la Túnica brillante
que amorosamente Ellos
habían confeccionado para mí,
y la Toga purpúrea
que había sido hecha para mi talla.
Hicieron conmigo un pacto y
lo escribieron en mi corazón
para que no lo olvidara:
" Si desciendes a Egipto
y logras traer la perla única
la que está en el fondo del mar,
cerca de la serpiente sibilante,
[entonces]
vestirás de
nuevo tu Túnica brillante
y la Toga que cae por encima de
ella,
y con tu Hermano, el más próximo a
nuestro rango,
serás heredero de nuestro Reino.
"
Abandoné Oriente y descendí
acompañado de dos guías,
pues el camino era peligroso y
difícil
y yo era joven para recorrerlo.
Atravesé por las fronteras de
Mesena,
lugar de parada de los mercaderes
de oriente,
llegué a la tierra de Babel
y penetré en las murallas de
Sarbug.
Llegué a Egipto y
mis compañeros se separaron de mí.
Fui directo a la serpiente,
y acampé cerca de su morada,
esperando que la pudiera el sueño
y se durmiera y así
poder arrebatarle mi Perla.
Y cuando estaba absolutamente solo,
siendo un extraño para los
compañeros
de mi posada,
vi allí a uno de mi raza,
un hombre libre, un oriental,
joven, hermoso y amable,
hijo de nobles,
y vino y se relacionó conmigo
y lo hice mi amigo íntimo,
un compañero en quien confiar mi
propósito.
Le exhorté a guardarse de los
egipcios
y de unirse a los impuros.
Y me vestí con sus atuendos
para que no sospecharan que había
venido de lejos
para coger la Perla
e impedir que excitaran la
serpiente contra mí.
Pero de alguna manera
se dieron cuenta de que yo no era
un compatriota
y me hicieron comer de sus alimentos.
Olvidé que era hijo de Reyes,
y servía a su rey.
Olvidé la Perla
por la que mis Padres me habían
enviado
y, a causa de la pesadez de sus
alimentos,
caí en un profundo sueño.
Pero esto que me acaecía
fue sabido por mis Padres y se
apenaron por mí
y salió un decreto en nuestro
Reino,
ordenando que todos acudieran a
nuestra Corte,
a los reyes y príncipes de Partia
y a todos los nobles de Oriente,
y determinaron sobre mí
que no fuera abandonado en Egipto.
Me escribieron una carta y
cada noble puso su firma en ella:
" De tu Padre, el Rey de
reyes,
y de tu Madre, la Soberana de Oriente,
y de tu Hermano, nuestro más
cercano en rango,
para ti nuestro hijo, que está en
Egipto, ¡ Saludos ! [ ¡
Paz! ]
¡ Despierta y levántate de tu sueño,
y escucha las palabras de nuestra
carta !
¡ Recuerda que eres hijo de Reyes !
¡ Mira la esclavitud en que has caído !
¡ Recuerda la
Perla por la que
fuiste enviado a Egipto !
Piensa en tu Túnica resplandeciente
y recuerda tu gloriosa Toga,
con la que podrás vestirte y
engalanarte
cuando tu nombre sea leído en el
'Libro de los Valientes' [Héroes]
y junto con tu Hermano, nuestro
Virrey,
estará en nuestro Reino. "
Y mi carta era una carta
que el Rey selló con su mano
derecha
[para preservarla]
de los
malvados, de los hijos de Babel
y de los demonios salvajes de
Sarbug.
Voló [la carta] como un águila,
el rey de todas las aves;
voló y se posó a mi lado,
y toda ella se convirtió en
palabra.
A su voz y al sonido de su murmullo
me desperté y me levanté de mi
sueño.
La tomé y la besé, rompí su sello y
la leí
y las palabras de mi carta,
eran lo mismo que estaba grabado en
mi corazón.
Recordé que era hijo de Reyes
y que mi 'naturaleza libre'
buscaba su linaje.
Recordé la Perla
por la que había sido enviado a
Egipto,
y comencé a encantar
a la terrible serpiente sibilante.
La hice dormir y caer en un sueño
profundo,
cuando pronuncié el Nombre de mi
Padre contra ella,
y el Nombre de mi Hermano,
y el de mi Madre, la Reina de Oriente.
Y le arrebaté la Perla,
y emprendí la vuelta a la Casa de mis Padres.
Me quité el vestido sucio e impuro
y lo abandoné en su país
y me encaminé directamente
hacia la Luz de nuestro país, Oriente.
Y mi carta, la que me despertó,
la tenía ante mí durante el camino,
y lo mismo que me había despertado
con su Voz,
ahora me guiaba con su Luz,
pues la seda real [de la carta] mostraba
su forma luminosa ante mí;
su voz y su guía también me animaba
a apresurarme y su amor me atraía.
Salí atravesando Sarbug,
dejé Babel a mi lado izquierdo,
y llegué a la gran Mesana,
el puerto de los mercaderes
que está a la orilla del mar.
Y mi Túnica brillante [Vestidura de luz],
que yo me había quitado,
y mi toga que la revestía,
desde las cumbres de Hyrcania
mis Padres me las enviaron hasta
allí,
por medio de sus tesoreros,
a los que, por su fidelidad,
se las habían confiado;
pero yo no recordaba su dignidad y
que las había abandonado en mi
juventud
en la Casa de mi Padre.
Pero, repentinamente,
cuando la tuve frente a mí,
la Vestidura
parecía un
espejo de mí mismo.
En toda ella pude verme a mí mismo,
reflejado por entero,
de manera que éramos dos
diferentes,
y de nuevo Uno en una sola forma.
Y también a los tesoreros
que me la habían traído,
del mismo modo los vi,
dos en una sola forma,
un solo Signo real grabado sobre
ellos,
el [Signo] de Aquel que,
por medio de ellos,
me había restituido mi honor y mi
riqueza,
mi adornada túnica brillante,
engalanada con magníficos colores.
con oro y con berilos,
calcedonias y ágatas,
sardónices de variados colores;
ella había sido preparada para
enaltecerla,
todas sus costuras habían sido
festoneadas
con piedras de diamantes,
y la imagen del Rey de reyes,
toda entera, por todo el [tejido]
aparecía bordada en relieve;
y, como la piedra de zafiro,
así sus colores eran variados.
Y nuevamente vi que toda ella [la
Vestidura],
se agitaba sacudida por el
Conocimiento [Gnosis].
Como si de nuevo fuera a hablar,
vi que se preparaba.
Oí el sonido de sus cantos,
que musitaba mientras descendía:
" Soy el más diligente de sus
servidores;
por eso he sido enaltecido ante mi
Padre. "
Y también percibí como mi estatura
crecía al tiempo que realizaba sus
trabajos.
Y con un movimiento regio
fue desplegándose toda ella hacia
mí,
y de la mano de sus portadores
me incitó a tomarla.
Y también mi amor me urgía
para que corriera a su encuentro
y la recibiera.
Entonces extendí [mi mano] y la recibí;
con sus hermosos colores me
engalané,
y quedé completamente cubierto
por mi Toga de brillantes colores.
Me vestí con Ella y fui elevado
a la Corte de la Paz y de la Adoración,
incliné mi cabeza
y adoré el Esplendor de mi Padre
que me la había enviado,
porque yo había cumplido sus
Mandamientos,
y Él también su promesa.
Y en la Corte de sus escribas,
entre sus nobles, fui mezclado,
pues se regocijó por mí, y
me encontraba con Él en su Reino.
Y al son de plegarias
todos sus siervos le alaban.
Prometió también que me presentaría
con Él ante la Corte del Rey de Reyes,
y, con mi ofrenda y mi Perla,
me mostraría junto con Él
ante nuestro Rey.
" Fin del Himno que el
Apóstol Judas Tomás, cantó en prisión "
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