Despertar es el potencial propio en todos los seres y la gnosis es la única llave para atravesar la puerta a la liberación que el Demiurgo y sus arcontes mantienen cerrada a través de los agregados activos y reactivos que esclavizan el Espíritu.

El sistema del Arcángel Haritón

G. I. GURDJIEFF

—Y efectivamente, poco tiempo después de la difusión de este rumor comenzaron a realizarse pruebas experimentales, nuevamente bajo la supervisión del gran arcángel Adossia, con este nuevo invento destinado en breve a la fama.
Unánimemente se reconoció entonces que el nuevo sistema era el mejor, siendo adoptado muy pronto para el servicio general Universal, con lo cual, a partir de entonces, comenzaron a desaparecer por completo todos los sistemas anteriores.
En la actualidad, el sistema del Gran Ángel, hoy Arcángel Haritón es empleado en todas partes.
La nave en que estamos volando en este momento también pertenece a este sistema y su conducción es semejante a la de todos los navios construidos según el método del ángel Haritón.
Este sistema no es muy complicado.
Todo el mecanismo de este gran invento consiste tan sólo en un único «cilindro» con la forma de un barril ordinario.
El secreto de este cilindro reposa en la disposición de los materiales de que está compuesta su parte interior.
Dichos materiales se hallan dispuestos según cierto orden y están aislados unos de otros por medio de «Ámbar». Sus propiedades son tales que si cualquier sustancia cósmica gaseosa dada penetra en el espacio por ellos abarcado, ya consista éste en «atmósfera», «aire», «éter», o cualquier otro «todo» de elementos cósmicos homogéneos, se expande inmediatamente, gracias a la mencionada disposición de los materiales ubicados dentro del cilindro.
El fondo de dicho cilindro se halla herméticamente cerrado, pero la tapa, aunque puede cerrarse firmemente, está dispuesta de tal modo sobre goznes, que mediante cierta presión ejercida desde el interior del aparato puede abrirse o cerrarse automáticamente.
De modo que, Su Recta Reverencia, si este cilindro se llena de atmósfera, aire, o cualquier otra sustancia, debido a la acción de las paredes de este peculiar dispositivo, dichas sustancias se expanden hasta tal punto que la capacidad del cilindro resulta insuficiente para contenerlas.
Esforzándose por encontrar una salida, tienden naturalmente a presionar contra la tapa del cilindro y, gracias a los goznes ya mencionados, esta tapa se abre y, después de permitir la salida de las sustancias en expansión, vuelve a cerrarse inmediatamente. Como la naturaleza aborrece, en general, el vacío, al producirse la salida del cilindro de las sustancias gaseosas en expansión, éste se llena simultáneamente con nuevas sustancias tomadas del exterior, con las cuales sucede lo mismo que con las primeras, y así sucesiva e indefinidamente.
De este modo, hay un perpetuo intercambio de sustancias, mientras la tapa del cilindro se abre y se cierra alternativamente.
Esta misma tapa se halla provista de una palanca sumamente simple que se mueve con el movimiento de la tapa y que pone en actividad, a su vez, ciertas «ruedas dentadas», también muy simples que, a su vez, hacen girar las hélices, colocadas a los lados y en la popa de la nave.
De este modo. Su Recta Reverencia, en los espacios en que no hay resistencia, las naves contemporáneas como la nuestra, caen simplemente hacia el punto más próximo de «estabilidad» pero en aquellos espacios en que existen sustancias cósmicas capaces de ofrecer resistencia, dichas sustancias, cualquiera que sea su densidad, permiten el movimiento de la nave gracias al dispositivo cilíndrico, en la dirección deseada.
Es de interés notar que cuanto más densa es la sustancia en una región dada del Universo, tanto mejor y más vigoroso es el cargar y descargar de este cilindro y también la fuerza, por consiguiente, del movimiento de las palancas y de las ruedas dentadas que impulsa.
Sin embargo, vuelvo a repetirlo, toda esfera desprovista de atmósfera, esto es, cualquier espacio que sólo contenga el Etherokrilno universal, es el más adecuado para las naves contemporáneas, debido a que en tales esferas no hay ninguna resistencia en absoluto y la «Ley de Caída» puede ser aprovechada, por consiguiente, sin necesidad de someter al cilindro a trabajo alguno.
Fuera de todo esto, las naves contemporáneas también son sumamente buenas, debido a que pueden ser impulsadas, en los espacios desprovistos de atmósferas, en cualquier dirección, cayendo precisamente en el sitio deseado sin que sean necesarias las complicadas maniobras que exigían las antiguas naves de San Venoma.
En resumen. Su Recta Reverencia, la comodidad y simplicidad de las naves contemporáneas hacen que éstas no puedan compararse de ninguna manera con las naves primitivas que no sólo eran con frecuencia mucho más complicadas, sino que también carecían de las inmensas posibilidades de las naves actualmente en uso.

Capítulo 5 de RELATOS DE BELCEBÚ A SU NIETO

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