Despertar es el potencial propio en todos los seres y la gnosis es la única llave para atravesar la puerta a la liberación que el Demiurgo y sus arcontes mantienen cerrada a través de los agregados activos y reactivos que esclavizan el Espíritu.

CAPÍTULO X de FRAGMENTOS DE UNA ENSEÑANZA DESCONOCIDA

P.D. OUSPENSKY

¿De dónde parte el camino? La ley de accidente. Diferentes clases de influencias. Las influencias creadas en la vida. Las influencias creadas fuera de la vida, conscientes solamente en su origen. El "centro magnético". En busca del camino. El descubrimiento de un hombre que sabe. Tercera clase de influencias: consciente y directa. Cómo liberarse de la ley de accidente. Los "escalones", la "escalera" " y el "camino". Condiciones especiales del cuarto camino. Posible existencia de un centro magnético equivocado. Cómo reconocer los caminos equivocados. El maestro y el alumno. El saber comienza con la enseñanza de los cosmos. El concepto habitual de dos cosmos: "Macrocosmos" y "Microcosmos", La enseñanza integral de siete cosmos. La relación de un cosmos a otro es la de cero a infinito. El principio de relatividad. "El camino hacia arriba es también el camino hacia abajo", ¿Qué es un milagro? El "periodo de dimensiones". Mirada al sistema de los cosmos desde el punto de vista de la teoría pluridimensional. Una observación de G.: "El tiempo es respiración". ¿Es el "Microcosmos" el hombre, o el "átomo"?

Un día llegaron numerosas personas que nunca habían asistido anteriormente a nuestras reuniones. Una de ellas preguntó: "¿Dónde comienza el camino?" La persona que hizo esta pregunta no había oído lo que G. había dicho de los cuatro caminos, y empleaba la palabra "camino" en el sentido religioso o místico ordinario.
-La idea del camino es especialmente difícil de comprender, dijo G., porque uno cree ordinariamente que el camino (acentuó esta palabra), comienza en el mismo nivel en que se desenvuelve nuestra vida. Pero esto es completamente falso. El camino comienza en otro nivel muy superior. Esto es justamente lo que no se comprende. El punto de partida del camino se juzga mucho más accesible de lo que es en realidad. Voy a tratar de explicárselo.
"El hombre vive bajo la ley del accidente y bajo dos clases de influencias, que dependen también del accidente.
"Las influencias de la primera clase están creadas en la vida misma o por la misma vida. Son las influencias de raza, nación, clima, familia, educación, sociedad, profesión, maneras, costumbres, fortuna, pobreza, ideas corrientes y así sucesivamente. Las influencias de la segunda clase se crean, por el contrario, fuera de esta vida, son las influencias que nos llegan del circulo interior o esotérico de la humanidad; en otras palabras, han sido creadas bajo otras leyes, aunque sobre esta misma tierra. Estas influencias difieren de las primeras ante todo en que son conscientes en su origen. Esto significa que han sido creadas conscientemente por hombres conscientes, con fines determinados. Las influencias de esta clase habitualmente toman cuerpo bajo la forma de doctrinas o de enseñanzas religiosas, de sistemas filosóficos, de obras de arte y así sucesivamente.
"Estas influencias son lanzadas en la vida para una meta definida, y se mezclan con influencias de la primera clase. Pero no hay que olvidar nunca que estas influencias son conscientes solamente en su origen. Cuando penetran en el gran torbellino de la vida, caen bajo la ley común del accidente y empiezan a actuar mecánicamente; en otras palabras, pueden actuar o no sobre tal o cual hombre, pueden o no alcanzarlo. Al sufrir toda clase de cambios y alteraciones en la vida por el hecho de su transmisión e interpretación, las
influencias de la segunda clase se reducen a influencias de la primera clase, es decir se confunden en cierta manera con ellas.
"Pensemos en ello, y veremos que no es difícil distinguir las influencias creadas en la vida de las influencias cuyo origen se encuentra fuera de la vida. Es imposible enumerarlas o hacer un catálogo de unas y otras. Hay que comprender. Todo dependerá de nuestra comprensión. Nos preguntamos dónde comienza el camino. El comienzo del camino depende precisamente de esta comprensión o de la capacidad de distinguir las dos clases de influencias. Naturalmente su distribución es desigual. Tal hombre concuerda mejor con las influencias cuyo origen está hiera de la vida y recibe más de ellas; otro recibe menos, un tercero está casi aislado. Pero esto es inevitable. Esto ya es el destino. Es necesario considerar la regla general: el hombre
normal vive en las condiciones normales; siendo estas condiciones más o menos las mismas para todo el mundo, se puede decir que la dificultad es la misma para todos; ésta consiste en separar las dos clases de influencias. Si un hombre no las separa al recibirlas, no ve o no siente su diferencia, su acción sobre él ya no estará separada, es decir que ellas actuarán de la misma manera, en el mismo nivel y producirán los mismos resultados.
"Pero si en el momento en que recibe estas influencias, un hombre es capaz de efectuar las discriminaciones necesarias y poner aparte aquellas que no son creadas en la vida misma, entonces gradualmente se le hace más fácil el separarlas, y después de cierto tiempo ya no las podrá confundir con las influencias ordinarias de la vida.
"Los resultados de las influencias cuya fuente está fuera de la vida, se acumulan en él, las recuerda todas en conjunto, las siente todas en conjunto. Comienzan a formar en él un cierto todo. Él mismo no se da cuenta claramente de qué se trata; no percibe ni el cómo ni el porque, o si trata de explicárselo lo hace mal. Sin embargo, lo esencial no está ahí, sino en el hecho de que al acumularse, los resultados de estas, influencias forman progresivamente en él una especie de centro magnético, que atrae todas las influencias relacionadas, y de esta manera crece. Si el centro magnético de un hombre recibe un alimento suficiente y si los otros lados de su personalidad, que resultan de las influencias creadas en la vida, no ofrecen fuerte resistencia, el centro magnético comienza entonces a influir sobre su orientación, lo obliga a efectuar un viraje y aun a ponerse en marcha en cierta dirección. Cuando su centro magnético ha adquirido la fuerza y el desarrollo suficiente, un hombre comprende ya la idea del camino y comienza a buscarlo. La búsqueda del camino puede tomar muchos años y no conducir a nada. Esto depende de las condiciones, cíe las circunstancias, del poder del centro magnético, del poder y de la dirección de las tendencias interiores a las que esta búsqueda no interesa en forma alguna, y que pueden desviar a un hombre de su meta en el preciso momento en que
aparece la posibilidad de alcanzarla, es decir de encontrar el camino.
"Si el centro magnético trabaja correctamente y si un hombre busca verdaderamente, o aun si siente en una forma justa, fuera de toda búsqueda activa, puede encontrar a otro hombre que conozca el camino y que esté conectado, directamente o a través de personas intermediarias, a un centro cuya existencia escapa de la ley de accidente, y de donde proceden las ideas que crearon el centro magnético.
"Nuevamente aquí hay múltiples posibilidades. Pero hablaremos de ello más tarde. Por el momento imaginemos que alguien haya encontrado a un hombre que conozca realmente el camino y que esté dispuesto a ayudarlo. La influencia de este hombre le llega a través de su centro magnético. Desde este momento en este sitio, el hombre se libera de la ley de accidente. Comprendámoslo, la influencia del hombre que conoce el camino sobre aquel que no lo conoce, es un tipo especial de influencia, diferente de las dos primeras, ante todo por el hecho de que es una influencia directa y, en segundo lugar, una influencia consciente. Las influencias del segundo tipo que crean el centro magnético son conscientes en su origen, pero luego son lanzadas en el torbellino general de la vida, donde se mezclan con las influencias creadas por la vida misma, y caen a su vez bajo la ley de accidente. Las influencias de la tercera clase escapan de esta ley por completo; están ellas mismas fuera de la lev de accidente, y su acción está asimismo libre de ella. Las influencias de la segunda clase pueden llegarnos a través de libros, de sistemas filosóficos, de ritos. Las influencias de la tercera clase no pueden actuar sino directamente de una persona a otra, por medio de la transmisión oral.
"El momento en que un hombre que busca el camino encuentra a un hombre que lo conoce, se llama el primer umbral o el primer peldaño. A partir de este primer umbral, la escalera comienza. Entre la «vida» y el «camino» se encuentra la «escalera». Sólo por medio de la «escalera» puede un hombre entrar en el «camino». Más aún, el hombre asciende esta escalera con la ayuda de su guía; no puede subirla por sí solo. El camino comienza solamente al final de la escalera, esto es, después del último peldaño o del último umbral en un nivel muy por encima de la vida ordinaria.
"Por lo tanto, es imposible contestar a la pregunta: ¿Donde empieza el camino? El camino empieza con algo que de ningún modo está en la vida. ¿Cómo sería posible entonces precisar su origen? A veces se dice que en el ascenso de la escalera el hombre nunca está seguro de nada, que puede dudar de todo, de sus propias fuerzas, de la justeza de lo que hace, de su guia, y del saber y de los poderes de este último. Lo que alcanza es muy inestable; aun si ha llegado bastante alto en la escalera, puede siempre caer y tener que recomenzar todo. Pero cuando ha franqueado el último umbral y entrado en el camino, todo cambia. En primer lugar
todas las dudas que podía tener acerca de su guía desaparecen, y al mismo tiempo su guía se vuelve mucho menos necesario que antes para el. En muchos aspectos ahora puede aun ser independiente, puesto que sabe hacia dónde va. Luego no puede perder tan fácilmente los resultados de su trabajo y no puede volver a caer al nivel de la vida ordinaria. Aun si se aleja del camino le será imposible regresar a su punto de partida.
"Esto es casi todo lo que se puede decir, en general, de la «escalera» y del «camino» — pero hay diferentes caminos. Hemos hablado ya de ellos. Por ejemplo, en el cuarto camino hay condiciones especiales que no existen en los otros. Así una de las condiciones para el ascenso de la escalera en el cuarto camino es que un hombre no puede alcanzar el peldaño siguiente antes de poner a alguien en su propio peldaño. El otro, a su vez, tiene que poner a un tercero en su lugar, si es que él mismo quiere subir un peldaño más. Entonces, cuanto más asciende un hombre, más se encuentra bajo la dependencia de los que lo siguen. Si ellos se detienen, él también se detiene. Situaciones tales se encuentran igualmente en el camino. Puede ser, por
ejemplo, que un hombre alcance poderes especiales y que tenga luego que sacrificarlos para elevar a otras personas a su nivel. Si las personas con las que trabaja alcanzan su nivel, le será devuelto todo lo que había sacrificado. Pero si ellos no alcanzan este nivel, él puede perderlo todo.
"Hay también diversas posibilidades en cuanto a la situación del maestro, en relación al centro esotérico, de acuerdo con lo que más o menos sepa sobre este centro, ya sea más o ya sea menos. Por ejemplo, el maestro puede saber exactamente dónde está el centro esotérico y cómo se puede recibir de él una ayuda; o bien, puede ignorarlo y conocer solamente al hombre de quien él mismo ha recibido su saber. En la mayoría de los casos, al comienzo, el discípulo no conoce sino el escalón que le es inmediatamente superior. Y no es sino a medida de su propio desarrollo que él podrá ver más allá y reconocer de dónde viene lo que él sabe.
"Habiendo tomado a su cargo el papel de maestro, poco importa que un hombre sepa o no sepa exactamente el origen de lo que enseña; los resultados de su trabajo dependerán ante todo de este hecho: ¿Vienen o no sus ideas realmente del centro esotérico? ¿Comprende él mismo las ideas esotéricas, es decir, es capaz de distinguir las ideas del conocimiento objetivo de las ideas subjetivas, científicas o filosóficas?.
"Hasta ahora he hablado del verdadero centro magnético, del verdadero guía y del verdadero camino. Pero puede suceder que el centro magnético haya sido mal formado. Puede estar dividido el mismo centro, es decir, puede incluir contradicciones. Además, influencias de la primera clase, creadas por la vida, pueden haber entrado en él bajo la apariencia de influencias de la segunda clase, o bien los rastros de las influencias de la segunda clase pueden haber sido desnaturalizados hasta el punto de haberse convertido exactamente en lo contrario de lo que eran. Un centro magnético mal formado no puede dar una orientación verdadera. Un hombre cuyo centro magnético es de esta clase puede también estar en busca del camino, y puede
encontrar a otro hombre que se llame a sí mismo un maestro, que pretenda conocer el camino y estar conectado con un centro fuera de la ley del accidente. Pero puede ser que este hombre no conozca  realmente el camino y no esté conectado con un centro tal. Aquí también hay muchas posibilidades:
"1° Puede estar equivocado de buena fe e imaginarse conocer algo, cuando en realidad no conoce nada.
"2° Puede tener te en otro hombre, quien a su vez puede estar equivocado.
"3° Puede engañar a sabiendas.
"Por consiguiente, si aquel que busca el camino cree en tal hombre, éste puede conducirlo en una dirección totalmente diferente de la que le fue prometida; puede conducirlo muy lejos del camino justo y llevarlo a resultados absolutamente opuestos a los que habría podido alcanzar.
"Afortunadamente, esto no ocurre sino muy raras veces; pues los caminos equivocados son muy numerosos, pero en la inmensa mayoría de los casos no conducen a nada. El hombre simplemente da vueltas alrededor del mismo sitio, sin dejar de creer que está siguiendo el camino.
—¿Cómo se puede reconocer un camino falso? preguntó alguien.
—¿Cómo se lo puede reconocer? dijo G. Es imposible reconocer un camino falso, si no se conoce el verdadero. Esto significa que es inútil preocuparse por reconocer un camino falso.
Más bien, hay que preguntarse cómo hallar el verdadero. Aquí no hablamos de otra cosa. Pero esto no se puede resumir en dos palabras. Sin embargo, partiendo de lo que les he dicho, pueden llegar a muchas conclusiones útiles si recuerdan todo. Por ejemplo, ustedes pueden ver que el «maestro» siempre corresponde al nivel del «alumno». Si el nivel del alumno es elevado, el del maestro también lo puede ser. Pero un alumno cuyo nivel no es especialmente elevado, no puede contar con un maestro de nivel muy alto. De hecho, un alumno nunca puede ver el nivel de su maestro. Esto es una ley. Nadie puede ver más alto que su propio nivel. Pero la mayoría de la gente ignora esta ley, y en general, cuanto más bajo es su nivel tanto más exige un maestro de nivel superior. Comprender esto claramente ya es comprender mucho. Pero esto rara vez sucede. Por regla general, el discípulo mismo no vale un comino, pero no quiere otro maestro que no sea el mismo Jesucristo. Un maestro de menos categoría no es digno de él. Y nunca se le ocurrirá que, aunque llegara a encontrar a un maestro tal como Aquél descrito en los Evangelios, no sería capaz de seguirlo; en realidad, para poder ser su discípulo tendría que tener el nivel de un apóstol. He aquí una ley inflexible. Cuanto mas grande es el maestro, tanto mas difícil es seguirlo. Y si la diferencia entre los niveles del maestro y del alumno excede de un cierto limite, el alumno encuentra dificultades insuperables en el camino. Una de las reglas fundamentales del cuarto camino se relaciona directamente con esta ley. En el cuarto camino, no hay sino un maestro; quien sea el más antiguo es el maestro. Y tanto como el maestro le es indispensable al alumno, el alumno le es indispensable al maestro. El alumno no puede progresar sin maestro y el maestro no puede progresar sin alumno o alumnos. Y esto no es una consideración de tipo general, sino una regla indispensable y completamente concreta, sobre la cual se basa la ley de toda ascensión humana. Como ya se ha dicho, nadie puede elevarse a un grado superior de la escalera antes de haber colocado a alguien en su propio lugar. Lo que un hombre ha adquirido, inmediatamente debe darlo de nuevo; solo entonces puede adquirir más. De otro modo le sería quitado aun lo que le ha sido dado."
En una de las reuniones siguientes, cuando G. me pidió que repitiera lo que él había dicho sobre el camino y sobre el centro magnético, resumí su idea en un diagrama (fig. 40).
Durante una de las reuniones que siguieron y después de una muy larga conversación sobre el ser y el saber, G. dijo:
—Rigurosamente hablando, ustedes no tienen todavía derecho a hablar del saber, porque no saben dónde comienza el saber.
"El saber comienza con la enseñanza de los cosmos.
"Ustedes conocen las expresiones «macrocosmos» y «microcosmos». Ellas significan «gran cosmos» y «pequeño cosmos», «gran mundo» y «pequeño mundo». Se considera al universo como un «gran cosmos» y al hombre como un «pequeño cosmos» análogo al grande. Así está establecida, en cierto modo, la idea de la unidad y de la similitud del hombre y del mundo.
V ..... vida.
H ..... un hombre, tomado aisladamente.
A ..... influencias creadas en la vida por la vida minina — primera clase de influencias.
B ..... influencias creadas fuera de la vida, pero lanzadas cu el torbellino general de la vida— segunda clase de influencias.
H1..... un hombre ligado al centro esotérico por medio de la sucesión, o que pretende estar ligado a éste.
E ..... centro esotérico, situado fuera de las leyes generales de la vida.
M ..... centro magnético en el hombre.
C ..... influencia del hombre H1 sobre el hombre H; en el caso de un vinculo real con el centro esotérico, sea este vinculo directo o indirecto, se trata de una influencia de la tercera clase.
Esta influencia es consciente, y bajo su acción, en un punto M que designa al centro magnético, un hombre deviene libre de la ley de accidente.
H2 ..... un hombre que se engaña a si mismo o a los demás, no teniendo ningún vinculo directo o indirecto con el centro esotérico.
Fig. 40
'"La doctrina de los dos cosmos se encuentra en la Cábala y en otros sistemas más antiguos.
Pero esta doctrina es incompleta y es imposible sacar nada de ella, ni basar nada en ella, porque esta enseñanza no es sino un fragmento, un residuo de una enseñanza esotérica más antigua, mucho más completa, sobre los cosmos o los mundos encajados unos dentro de los otros, y todos creados a la imagen y semejanza del más grande de ellos, el cual contiene en sí a todos los otros. «Como arriba, así abajo» es una expresión que se refiere a los cosmos.
 "Pero es esencial saber que la doctrina completa de los cosmos no habla de dos, sino de siete cosmos contenidos los unos dentro de los otros.
"Sólo la visión global de siete cosmos en sus mutuas relaciones puede darnos un cuadro del universo. La idea de dos cosmos análogos, único vestigio accidentalmente conservado de una gran enseñanza completa, es tan parcial que no puede dar ninguna idea de la analogía entre el hombre y el mundo.
"La doctrina de los cosmos considera siete cosmos.
"El primero es el Protocosmos —el «primer cosmos».
"El segundo es el Ayocosmos — el santo cosmos o Megalocosmos, el «gran cosmos».
"El tercero es el Macrocosmos — el «cosmos vasto».
"El cuarto es el Deuterocosmos — el «segundo cosmos».
"El quinto es el Mesocosmos — el «cosmos intermedio».
"El sexto es el Tritocosmos —el «tercer cosmos».
"El séptimo es el Microcosmos — el «pequeño cosmos».
"El Protocosmos es el Absoluto en el rayo de creación, o mundo 1. El Ayocosmos es el mundo 3 («Todos los Mundos» en el rayo de creación). El Macrocosmos es nuestro mundo estelar o Vía Láctea (mundo 6 en el rayo de creación). El Denterocosmos es el Sol, el sistema solar (mundo 12). El Mesocosmos es «Todos los Planetas» (mundo 24), o la Tierra como representante del mundo planetario. El Tritocosmos es el hombre. El Microcosmos es el «átomo».
"Como ya lo he explicado, dijo G., se llama «átomo» a la más pequeña cantidad de cualquier substancia que conserva todas sus propiedades físicas, químicas, psíquicas y cósmicas. Desde este punto de vista, por ejemplo, puede haber un «átomo de agua».
 "Ustedes ven que en el orden general de los siete cosmos, el Microcosmos y el Macrocosmos están tan alejados uno de otro que es imposible ver o establecer entre ellos ninguna analogía directa.
"Cada cosmos es un ser animado que vive, respira, piensa, siente, nace y muere.
"Todos los cosmos resultan de la acción de las mismas fuerzas y de las mismas leyes. Las leyes son las mismas en todas partes. Pero no se manifiestan exactamente de la misma manera en los diferentes planos del universo, es decir en los diferentes niveles. Por lo tanto, los cosmos no son exactamente análogos unos a otros. Su analogía sería total si no existiese la ley de octava; pero debido a la existencia de esta ley, no hay analogía completa entre ellos, de la misma manera que no es completa la analogía entre las diferentes notas de la octava.
Solamente tres cosmos, tomados en conjunto, son perfectamente análogos a cualquier otro grupo de tres cosmos.
"Las condiciones de la acción de las leyes sobre cada plano, es decir en cada cosmos, están determinadas por los dos cosmos adyacentes, el que está por encima y el que está por debajo.
Tres cosmos inmediatamente contiguos dan una imagen completa de la manifestación de las leyes del universo. Un solo cosmos no puede dar tal imagen. Por lo tanto, para conocer bien un cosmos, es indispensable conocer los dos cosmos adyacentes, el que está por encima y el que está por debajo, es decir el que es más grande y el que es más pequeño. Tomados en conjunto estos dos cosmos determinan el tercero que se encuentra entre ellos. El Mesocosmos y el Microcosmos tomados en conjunto determinan el Tritocosmos. El Deuterocosmos y el Tritocosmos determinan el Mesocosmos, y así sucesivamente.
"La relación de un cosmos a otro es diferente a la relación de un mundo a otro en el «rayo de creación». En el «rayo de creación», se visualizan los mundos según la verdadera relación en que desde nuestro punto de vista existen en el universo: la Luna, la Tierra, los Planetas, el Sol, la Vía Láctea, Todos los Mundos y el Absoluto. Por consiguiente, el sistema de relación de los mundos tomados de dos en dos, en el «rayo de creación», cuantitativamente no es el mismo. En un caso, o en un nivel, este sistema es más grande; por ejemplo, la relación de «Todos los Soles» a nuestro Sol; en otro caso, en otro nivel, lo es menos —por ejemplo, la relación de la Tierra a la Luna. Por el contrario, la relación entre los cosmos es permanente y
siempre la misma. En otros términos, la relación de un cosmos a otro es siempre la de cero a infinito. Esto significa que la relación del Microcosmos al Tritocosmos es la misma que la de cero a infinito; la relación del Tritocosmos al Mesocosmos es la de cero a infinito; la relación del Mesocosmos al Deuterocosmos es la de cero a infinito, y así sucesivamente.
"Para comprender el sentido de esta división entre los cosmos y la relación de los cosmos uno a otro, es indispensable comprender lo que significa la relación de cero a infinito. Si comprendemos lo que esto quiere decir, inmediatamente resultarán evidentes para nosotros: el principio de la división del universo en cosmos, la necesidad de tal división, y la imposibilidad de representarnos una imagen más o menos clara del mundo sin esta división.
 "La idea de los cosmos nos ayuda a comprender nuestro lugar en el mundo y resuelve numerosos problemas, por ejemplo los que se relacionan al espacio, al tiempo.....
"Sobre todo, esta idea nos permite establecer en forma precisa el principio de la relatividad.
Este último principio es especialmente importante, porque sin él es totalmente imposible representarse una concepción exacta del mundo.
"La idea de los cosmos nos permite situar el estudio de la relatividad sobre una base sólida. A primera vista, el sistema de los cosmos puede parecer muy paradójico. Sin embargo, en realidad, esta aparente paradoja no es sino una expresión de la relatividad.
"La idea de la posibilidad del desarrollo de la conciencia del hombre y del acrecentamiento de sus capacidades de conocimiento está en relación directa con la doctrina de los cosmos. En su estado ordinario, un hombre es consciente de sí mismo en un solo cosmos y mira a todos los otros cosmos desde el punto da vista de un solo cosmos. El desarrollo de su conciencia y la intensificación de sus funciones psíquicas lo conducen hasta la esfera de la actividad y de la vida de otros dos cosmos simultáneamente, uno más grande y otro más pequeño, uno por encima y otro por debajo. El desarrollo de la conciencia no se efectúa en una sola dirección, la de los cosmos superiores; al elevarse también desciende.
"Esta última idea quizá les explique algunas expresiones que pueden haber encontrado en la literatura oculta; por ejemplo, el aforismo según el cual «el camino que asciende es al mismo tiempo el camino que  desciende». Por regla general, esta expresión es muy mal interpretada.
 "En realidad, quiere decir que la conciencia de un hombre que por ejemplo ha pasado al nivel del mundo planetario, ha alcanzado simultáneamente el nivel del mundo atómico; cuando un hombre comienza a sentir la vida de los planetas, comienza al mismo tiempo a sentir la vida de los átomos. De esta manera, el desarrollo de la conciencia se realiza simultáneamente en dos direcciones, hacia lo más grande y hacia lo más pequeño. Para ser conocidos, el más grande y el más pequeño, uno y otro, exigen igualmente del hombre un cambio interior. Si se buscan paralelos o analogías entre los cosmos, podemos considerar cada uno de ellos en tres
relaciones:
"1º en su relación con sí mismo;
"2º en su relación con un cosmos superior o más vasto;
"3° en su relación con un cosmos inferior o más pequeño.
"La manifestación de las leyes de un cosmos en otro cosmos constituye lo que llamamos un milagro. No puede haber ninguna otra clase de milagro. Un milagro no es ni una violación de las leyes ni un fenómeno fuera de las leyes. Es un fenómeno que toma lugar en un cosmos según las leyes de otro cosmos. Estas leyes son desconocidas e incomprensibles para nosotros, por lo tanto son milagrosas.
"Para comprender las leyes de la relatividad, es muy útil examinar la vida y los fenómenos de un cosmos como si se les observase desde otro cosmos, es decir, desde el punto de vista de las leyes de otros cosmos. Todos los fenómenos de la villa de un cosmos dado, cuando se les examina desde otro cosmos, asumen un aspecto y un significado completamente diferentes.
Aparecen numerosos fenómenos, otros desaparecen. Por lo general, con esto nuestra imagen del mundo y de las cosas se encuentra totalmente cambiada.
"Como acabamos de decir, sólo la idea de los cosmos nos puede asegurar una base sólida para establecer las leyes de la relatividad. La verdadera ciencia y la verdadera filosofía deberían basarse en la comprensión de las leyes de la relatividad. Por consiguiente, se puede decir que la. ciencia y la filosofía, en el verdadero sentido de estas palabras, comienzan con la idea de los cosmos."
Después de un prolongado silencio, G. se volvió hacia mí y agregó:
—Trate de recapitular todo lo que acabo de exponer desde el punto de vista de sus famosas dimensiones.
—Sin lugar a dudas, dije, todo lo que usted ha dicho está ligado al problema de las dimensiones. Pero antes de llegar n él, quisiera elucidar una cuestión que no me es completamente clara. Se refiere a sus ideas sobre el Microcosmos. Estamos acostumbrados a ligar la idea del Microcosmos a la del hombre. Esto significa que el hombre representa un mundo en sí mismo, un mundo análogo al gran mundo, al Macrocosmos. Pero usted le da el nombre de Tritocosmos, es decir, del tercer mundo. ¿Por qué tercero? El primero es el Protocosmos; el segundo es el sol o Deuterocosmos. ¿Por que es el hombre el tercer cosmos?
—Hoy es difícil explicarlo, contestó G. Usted comprenderá esto más tarde.
—Pero ¿realmente quiere usted decir que no se puede relacionar el concepto de Microcosmos con el hombre? preguntó uno de los presentes. Esto trastorna la terminología de una manera extraña.
—Si, dijo G. El hombre es el Tritocosmos. El Microcosmos es el átomo o más bien —buscó la palabra— el microbio. Pero no se detengan sobre esta cuestión. Todo esto será explicado más tarde."[10]
Luego se volvió nuevamente hacia mí.
—Trate de explicar esto desde su punto de vista, tomando todo exactamente como lo he dicho.
—Ante todo, tenemos que examinar lo que significa la relación de cero a infinito, dije yo. Si lo  comprendemos, también comprenderemos la relación de un cosmos a otro. En el mundo accesible a nuestro estudio, tenemos un ejemplo perfectamente claro de la relación de cero a infinito. En geometría, es la relación de una unidad de cierto número de dimensiones a una unidad de mayor número de dimensiones. La relación de un punto a una línea, de una línea a una superficie, de una superficie a un sólido, de un sólido — es decir de un cuerpo tridimensional — a un cuerpo cuatridimensional, y así sucesivamente.
"Si aceptamos este punto de vista, deberemos admitir que la relación de un cosmos a otro es la relación de dos cuerpos de dimensiones diferentes. Si un cosmos es tridimensional, entonces el cosmos inmediatamente por encima de, él tiene que ser de cuatro dimensiones; el siguiente de cinco, y así sucesivamente. Si consideramos el «átomo» — o el «microbio», según su expresión — es decir el Microcosmos, como un punto, entonces con relación a este punto el hombre será una línea, es decir una figura de una dimensión. .El cosmos siguiente, la Tierra, con relación al hombre será una superficie, es decir que tendrá dos dimensiones, como realmente es el caso para nuestra percepción directa. El Sol, el sistema solar, será tridimensional para la Tierra. El mundo estelar tendrá cuatro dimensiones para el Sol. «Todos los Mundos» serán de cinco dimensiones y el Absoluto o Protocosmos, de seis dimensiones.
"Personalmente, lo que más me interesa en este sistema de los cosmos es que veo en ellos todo el «período de dimensiones» de mi libro: Un Nuevo Modelo del Universo. No se trata de una mera coincidencia de detalles — es absolutamente idéntico. La cosa es extraña, pues nunca había oído hablar de siete cosmos en la relación mutua según la proporción de cero a infinito. Sin embargo, esto coincide exactamente con mi «período de dimensiones».
"El «período de dimensiones» engloba siete dimensiones: la dimensión cero, la primera, la segunda, y así sucesivamente hasta la sexta dimensión. La dimensión cero, o el punto, es un limite. Esto significa que nosotros vemos algo como si fuera un punto, pero no sabemos lo que se esconde detrás de ese punto. Quizás es realmente un punto, es decir un cuerpo sin dimensiones, y quizás es también todo un universo, pero un universo tan alejado de nosotros, o tan pequeño, que nos parece un punto. El movimiento de este punto en el espacio nos parecerá como una línea. De la misma manera, el punto mismo verá como una línea el espacio a lo largo del cual se mueve. El movimiento de la línea en una dirección perpendicular a sí misma será un plano, y la línea misma verá bajo la forma de un plano el espacio en el cual se mueve.
"Hasta ahora he examinado la línea desde el punto de vista del punto, y el plano desde el punto de vista de la línea, pero el punto, la línea y el plano también pueden ser considerados desde el punto de vista de un  cuerpo tridimensional. En este caso, la superficie será el límite del cuerpo, o su cara o su sección. La línea será el límite, o la sección del plano. El punto será el límite o la sección de la línea.
"Un cuerpo tridimensional difiere del punto, de la línea y de la superficie, por el hecho de que tiene para nuestra percepción una existencia física real.
"En realidad la superficie no es sino una proyección de, un cuerpo, la línea no es sino una proyección de un plano y el punto no es sino la proyección de una línea.
"Un «cuerpo» tiene una existencia física independiente, es decir que posee diferentes propiedades físicas.
"Cuando decimos que una cosa «existe», queremos decir con ello que existe en el tiempo.
Pero en el espacio tridimensional no hay tiempo. El tiempo se encuentra fuera del espacio de tres dimensiones. El tiempo, tal como lo sentimos nosotros, es la cuarta dimensión. La existencia es para nosotros existencia en el tiempo. La existencia en el tiempo es movimiento o extensión a lo largo de la cuarta dimensión. Si pensamos en la vida como en un cuerpo que tiene cuatro dimensiones, un cuerpo tridimensional será entonces su sección, su proyección o su límite.
"Pero la existencia en el tiempo no abarca todos los aspectos de la existencia. Fuera de la existencia en el tiempo, todo lo que existe, existe también en la eternidad.
"La eternidad es la existencia infinita de cada momento del tiempo. Si concebimos el tiempo como una línea, entonces esta línea estará atravesada en cada punto por las líneas de la eternidad. Cada punto de la línea del tiempo será una línea en la eternidad. La línea del tiempo será un plano de la eternidad. La eternidad tiene una dimensión más que el tiempo. Por consiguiente, si el tiempo es la cuarta dimensión, la eternidad es la quinta. Si el espacio del tiempo es de cuatro dimensiones, el espacio de la eternidad es de cinco  dimensiones.
"Pero para comprender la idea de la quinta y sexta dimensión, tiene que establecerse cierta concepción del tiempo.
"Cada momento del tiempo contiene cierto número de posibilidades, algunas veces un pequeño numero, otras un gran número, pero jamás un número infinito. Es indispensable darse cuenta que hay posibilidades y que hay imposibilidades. Puedo tomar un pedazo de papel de esta mesa y arrojarlo al suelo, puedo tomar un lápiz o un cenicero, pero no puedo tomar de la mesa y arrojar al suelo una naranja que no está sobre la mesa. Esto define claramente la diferencia entre posibilidad e imposibilidad. En cuanto a las cosas que hay en esta mesa que puedan ser arrojadas al suelo, hay toda una serie de combinaciones posibles.
Puedo arrojar al suelo el lápiz, o el pedazo de papel, o el cenicero, o más aún el lápiz y el papel, el lápiz y el cenicero, el papel y el cenicero, o los tres juntos, o no arrojar nada. Pero no existen sino estas posibilidades. Si consideramos como un momento del tiempo aquel en que existan estas posibilidades, entonces el momento siguiente será el momento de realización de una de estas posibilidades. Se arroja el lápiz al suelo. Es la realización de una de las posibilidades. LUEGO viene un momento nuevo. Este momento también tiene un número definido de posibilidades. El momento siguiente será de nuevo el momento de realización de
estas posibilidades. La sucesión de estos momentos de realización de una posibilidad constituye la línea del tiempo. Pero nada momento del tiempo tiene una existencia infinita en la eternidad. Las posibilidades que han sido realizadas continúan siendo realizadas sin fin en la eternidad mientras que las posibilidades no realizadas siguen sin realizarse y sin ser realizables.
"Pero todas las posibilidades que han sido creadas o que han tenido su origen en el mundo tienen que ser realizadas. La realización de todas las posibilidades creadas o manifestadas constituye el ser del mundo. Al mismo tiempo no hay lugar alguno dentro de los límites de la eternidad para la realización de estas posibilidades. En la eternidad, todo lo que ha sido realizado continúa siendo realizado y todo lo que no ha sido realizado continúa permaneciendo sin realizar. Sin embargo, la eternidad no es sino un plano atravesado por la línea del tiempo. En cada punto de esta línea cierto número de posibilidades quedan sin realizarse. Si imaginamos la línea de realización de estas posibilidades, éstas se efectuarán a lo largo de los rayos que salen de un solo punto, según los ángulos diferentes en relación con la línea del tiempo y con el plano de la eternidad. Estas líneas se desarrollarán fuera de la eternidad, fuera del espacio de cinco dimensiones, en una «más alta eternidad» o en un espacio de seis dimensiones, en la sexta dimensión.
"La sexta dimensión es la línea de realización de todas las posibilidades.
"La quinta dimensión es la línea de la existencia eterna o de la repetición de las posibilidades realizadas.
"La cuarta dimensión, es la secuencia de los momentos de realización de una posibilidad.
"He dicho que siete dimensiones, desde la dimensión cero hasta la sexta dimensión, constituyen el pleno «período de dimensiones». Más allá de este período no hay nada —o bien el mismo período puede repetirse en otra escala.
"Como ya lo he señalado, el sistema de los cosmos que se acaba de exponer me impresiona fuertemente sobre todo porque corresponde cabalmente al «período de dimensiones» que es la base de mi libro. La única diferencia es que el sistema de los cosmos va aún más allá y explica muchas cosas que yo no había podido elucidar.
"Si tomamos entonces el Microcosmos, es decir, el «átomo», o el «microbio», como usted lo ha definido, el Tritocosmos será para él un espacio de cuatro dimensiones, el Mesocosmos un espacio de cinco  dimensiones, y el Deuterocosmos un espacio de seis dimensiones.
"Esto significa que todas las posibilidades del «átomo», o del «microbio», se realizan dentro de los límites del sistema solar.
"Si consideramos al hombre como el Tritocosmos, entonces para él el Mesocosmos sera un espacio de cuatro dimensiones, el Deuterocosmos un espacio de cinco dimensiones, y el Macrocosmos un espacio de seis dimensiones. Esto quiere decir que todas las posibilidades del Tritocosmos se realizan en el Macrocosmos.
"Por la misma razón, todas las posibilidades del Mesocosmos se realizan en el Ayocosmos, y todas las posibilidades del Deuterocosmos, o del Sol, se realizan en el Protocosmos o Absoluto.
"Por consiguiente, cada uno de los cosmos que tiene una existencia física real, es tridimensional para sí mismo o en sí mismo. Con relación a un cosmos inferior es de cuatro dimensiones. Con relación a un cosmos superior es un punto. En otros términos, en sí mismo es tridimensional, pero para él la cuarta dimensión se encuentra a la vez en el cosmos mas arriba y en el cosmos más abajo. Este último punto es tal vez el más paradójico; no obstante, esto es exactamente así. Para un cuerpo tridimensional, tal como lo es un cosmos, la cuarta dimensión se encuentra en el reino de las magnitudes del orden microscópico tanto como en el reino de las magnitudes macroscópicas; no sólo en el reino de lo que es positivamente infinito, sino en el reino de lo que es positivamente cero.
"Además, debemos comprender que la tridimensionalidad de un solo y mismo cuerpo de seis dimensiones puede ser de diferentes órdenes. Sólo un cuerpo de seis dimensiones puede ser completamente real. Un  cuerpo de cinco dimensiones no es sino un aspecto incompleto de un cuerpo de seis dimensiones, un cuerpo de cuatro dimensiones no es sino un aspecto incompleto de un cuerpo de cinco dimensiones, un cuerpo de tres dimensiones no es sino un aspecto incompleto de un cuerpo de cuatro dimensiones. Y naturalmente, un plano no es sino un aspecto incompleto de un cuerpo de tres dimensiones, es decir, la vista de una sola de sus caras. De la misma manera, una línea no es sino un aspecto incompleto de un plano, y un punto no es sino un aspecto incompleto de una línea.
"Además, aunque ignoremos cómo un cuerpo de seis dimensiones puede verse a sí mismo como tridimensional, al mirarlo un observador desde afuera también puede verlo como un cuerpo tridimensional, pero de un tipo de tridimensionalidad completamente diferente. Por ejemplo, nosotros nos representamos a la tierra como tridimensional. Esta tridimensionalidad no es sino imaginaria. Como un cuerpo tridimensional la tierra es para sí misma algo totalmente diferente de lo que es para nosotros. Nosotros tenemos de ella una visión imperfecta, la vemos como la sección de una sección de una sección de su ser completo. El «globo terrestre» es un cuerpo imaginario. Es la sección de una sección de una sección de la tierra de seis dimensiones. Ahora bien, esta tierra de seis dimensiones puede ser también para sí misma tridimensional; sólo que nosotros no podemos hacernos ninguna idea de la forma en que la tierra se ve a sí misma.
"Las posibilidades de la tierra se realizan en el Ayocosmos: esto significa que en el Ayocosmos la tierra es un cuerpo de seis dimensiones. En efecto podemos ver, hasta cierto punto, de qué manera debe cambiar la forma de la tierra. En el Deuterocosmos, es decir con relación al sol, la tierra no es va un punto (tomándose el punto como una escala reducida de un cuerpo tridimensional), sino una línea que trazamos como el camino de la tierra alrededor del sol. Si tomamos el sol en el Macrocosmos, es decir si nos representamos la línea del movimiento del sol, entonces la línea del movimiento de la tierra deviene una espiral que circunda la línea del movimiento del sol. Si concebimos un movimiento lateral de esta espiral, este movimiento describirá una figura que no podemos imaginar, porque ignoramos la naturaleza de un movimiento tal, pero que sin embargo será la figura de seis dimensiones de la tierra, que la tierra misma puede ver como una figura de tres dimensiones. Es indispensable establecer y comprender bien' este punto, porque de otro modo la idea de la tridimensionalidad de los cosmos se encadenaría a nuestra idea de los cuerpos tridimensionales.
La tridimensionalidad de un solo y mismo cuerpo puede presentar aspectos diferentes.
"Este ultimo punto me parece ligado a lo que usted llama el «principio de relatividad». Su principio de relatividad no tiene nada en común ni con el principio de relatividad de la mecánica, ni con el principio de relatividad de Einstein. Es exactamente el que he descrito en el Nuevo Modelo del Universo: es el principio de relatividad de la existencia,"
Aquí terminó mi exposición del sistema de los cosmos desde el punto de vista de la teoría pluri-dimensional.
—Hay numerosos elementos de valor en lo que usted acaba de decir, dijo G., pero falta elaborarlos. Si llega a hacerlo, no tardará en comprender muchas cosas que hasta ahora se le han escapado. Fíjese, por ejemplo, en que el tiempo es diferente en los diferentes cosmos.
Puede ser calculado exactamente; en otros términos, es posible establecer con precisión la relación del tiempo de un cosmos con el tiempo de otro cosmos.
"Añadiré solamente esto:
"El tiempo es respiración — traten de comprenderlo."
No dijo más.
Pero, como supimos más tarde por uno de sus alumnos de Moscú, al hablar una vez de los cosmos, y del tiempo diferente en los diferentes cosmos, G. había dicho que el sueño y la vigilia de los diferentes seres y plantas, es decir las veinticuatro horas del día y de la. noche, constituyen la "respiración de la vida orgánica".
La exposición de G. sobre los cosmos y la conversación que siguió a ésta, atizaron mucho mi curiosidad. Habíamos pasado directamente del "universo tridimensional", con el que habíamos comenzado, a los problemas que yo había ahondado en el Nuevo Modelo del Universo: los problemas del espacio y del tiempo y de las dimensiones de orden superior que habían retenido mi atención desde hacia muchos años.
Durante largos meses G. no añadió palabra a lo que había dicho sobre los cosmos. Algunos de nosotros tratamos de abordar estos problemas desde diferentes lados, pero aunque todos habíamos sentido la fuerza latente de la idea de los cosmos, durante largo tiempo no obtuvimos ningún resultado. Teníamos dificultades   particularmente con el Microcosmos.
—Si fuese posible tomar al hombre como Microcosmos y al Tritocosmos como la especie humana, o mejor aún como la vida orgánica, sería mucho más fácil establecer la relación del hombre con los otros cosmos, dijo acerca de esto Z,, uno de nosotros, quien conmigo se esforzaba por comprender y desarrollar la idea de los cosmos.
Pero cuando tratamos una o dos veces de hablar de esto con G., él persistió en sus definiciones.
Me acuerdo que un día, al irse G. de San Petersburgo —quizás fue en su última salida en 1917— uno de nosotros le preguntó, en el andén de la estación, algo relacionado con los cosmos.
—Traten de comprender lo que significa el Microcosmos, respondió G. Si logran esto, todo el resto, todo aquello sobre lo que me preguntan, se hará claro para ustedes."
Recuerdo que desde entonces, cuando volvíamos sobre este asunto, nos parecía mucho más fácil de resolver desde el momento en que tomábamos al hombre como Microcosmos.
Por cierto ésta era una fórmula, pero que estaba en perfecto acuerdo con todo el sistema que estudiaba al mundo y al hombre. Cada ser viviente — un perro, un gato, un árbol — podría tomarse como un Microcosmos; la combinación de todos los seres vivientes constituía el Tritocosmos o la vida orgánica sobre la tierra. Estas definiciones me parecían las únicas lógicamente posibles. No podía comprender por qué se oponía G. a ellas.
Sea como fuese, algún tiempo después, al examinar una vez más el problema de los cosmos, decidí considerar al hombre como el Microcosmos y al Tritocosmos como la "vida orgánica sobre la tierra".
De esta manera, un gran número de cosas comenzaron a parecerme mucho más coherentes.
Un día en el que hojeaba un manuscrito que G. me había dado, titulado "Vislumbres de la Verdad", la historia inconclusa que se había leído en el grupo de Moscú la primera vez que asistí, descubrí en él las expresiones "Macrocosmos" y "Microcosmos"; y "Microcosmos" significaba en ella el hombre:
"Ahora tienen ustedes alguna idea de las leyes que gobiernan la vida del Macrocosmos, y han regresado a la tierra. Acuérdense de aquello de: "Como arriba así abajo". Yo creo que ahora sin explicaciones adicionales, va no rehusarán ustedes el admitir que la vida del hombre individual —el Microcosmos— está gobernada por las mismas leyes."— Vislumbres de la Verdad.
Esto reforzó aún más nuestra decisión de tomar el término "Microcosmos" como aplicable al hombre. Pero más tarde comprendimos claramente por qué G. deseaba hacernos aplicar el concepto "Microcosmos" a las magnitudes microscópicas en comparación con el hombre; y hacia lo cual de esta manera él quería dirigir nuestros pensamientos.
Me acuerdo de una conversación sobre este tema. —Si queremos representar gráficamente la interrelación de los cosmos, había dicho yo, debemos considera al Microcosmos, es decir al hombre, como un punto; en otros términos debemos tomarlo sobre una escala muy pequeña, y de cierta manera a una gran distancia de nosotros. Ahora, su vida en el Tritocosmos, es decir en medio de sus semejantes y de la naturaleza, será la línea que él traza sobre la superficie del globo terrestre al desplazarse de un lugar a otro. En el Mesocosmos, o sea en su relación al movimiento de veinticuatro horas de la tierra alrededor de su eje, esta línea llegará a ser una superficie, mientras que en su relación al sol, es decir al tomar en consideración el movimiento de la tierra alrededor del sol, ella se tornará en un cuerpo tridimensional; en otros términos se convertirá en algo realmente existente, en algo realizado. Pero como el punto esencial, es decir el hombre, o el Microcosmos, es también un cuerpo tridimensional, tenemos por consiguiente dos tridimensionalidades.
"En este caso, todas las posibilidades del hombre se realizan en el sol. Esto corresponde a lo que se ha dicho antes, especialmente que el hombre número 7 deviene inmortal dentro de los limites del sistema solar.
"Más allá del sol, esto es más allá del sistema solar, el hombre no tiene ni puede tener ninguna existencia; en otras palabras, desde el punto de vista del cosmos siguiente, no tiene existencia propia. El hombre no existe absolutamente en el Macrocosmos. El Macrocosmos es el cosmos en el cual se realizan las posibilidades del Tritocosmos y el hombre sólo puede existir en el Macrocosmos como un átomo del Tritocosmos. Las posibilidades de la tierra se realizan en el Megalocosmos, y las posibilidades del sol se realizan en el  Protocosmos.
"Si el Microcosmos, o el hombre, es un cuerpo tridimensional, entonces el Tritocosmos — la vida orgánica sobre la tierra — es un cuerpo de cuatro dimensiones, la tierra tiene cinco dimensiones y el sol seis.
"La teoría científica usual toma al hombre como un cuerpo tridimensional; toma en su conjunto a la vida orgánica sobre la tierra más bien como un fenómeno que como un cuerpo tridimensional; toma a la tierra como un cuerpo tridimensional; al sol como un cuerpo tridimensional; al sistema solar como un cuerpo tridimensional; y también a la Vía Láctea como un cuerpo tridimensional.
"Resulta evidente la inexactitud de esta manera de ver, cuando tratamos de concebir la existencia de un cosmos inferior dentro de un cosmos superior, esto es, de un cosmos más pequeño dentro de uno más grande — por ejemplo, la existencia del hombre en la vida orgánica, o cu sus relaciones con la vida orgánica.
En este caso, la vida orgánica inevitablemente debe ser tomada en el tiempo. La existencia en el tiempo es una extensión a lo largo de la cuarta dimensión.
"La tierra tampoco puede ser considerada como un cuerpo tridimensional. Seria tridimensional si fuera estacionaria. Su movimiento alrededor de su eje hace del hombre un ser de cinco dimensiones, mientras que su movimiento alrededor del sol hace de la tierra misma un ser de cuatro dimensiones. La tierra no es una esfera sino una espiral que circunda al sol; y el sol no es una esfera sino una especie de huso dentro de esta espiral. La espiral y el huso, tomados en conjunto, podrían tener un movimiento lateral en el siguiente cosmos; pero ignoramos lo que resulta de este movimiento, porque no conocemos ni su naturaleza ni su dirección.
"Además, siete cosmos representan un «período de dimensiones»; pero esto no significa que la cadena de los cosmos termine con el Microcosmos. Si el hombre es un Microcosmos, esto es, un cosmos en si mismo, entonces las células microscópicas que componen su cuerpo se encontrarán frente a él en la misma relación que él mismo se encuentra frente a la vida orgánica sobre la tierra. Una célula microscópica, situada en el límite de la visibilidad de un microscopio, está compuesta de miles de millones de moléculas que pertenecen al siguiente grado, al siguiente cosmos. Yendo aún más lejos, podemos decir que el cosmos que sigue a este último será el electrón. Así hemos obtenido un segundo Microcosmos — la célula; un tercer Microcosmos — la molécula — y un cuarto Microcosmos — el electrón. Estas divisiones y definiciones, a saber, «células», «moléculas» y «electrones», posiblemente son muy imperfectas; puede ser que con el tiempo la ciencia establezca otras; pero el principio seguirá siendo siempre el mismo y la relación de los cosmos inferiores al Microcosmos será siempre de este mismo orden."
Es difícil reconstruir todas las conversaciones que tuvimos en esa época acerca de los cosmos.
Yo regresaba muy a menudo a las palabras de G. sobre la diferencia de tiempo en los diferentes cosmos. Sentía que allí había un enigma que yo podía y tenía que resolver.
Finalmente, habiendo decidido tratar de coordinar todas mis ideas sobre el asunto, tomé al hombre como el Microcosmos. Tomé al cosmos que viene inmediatamente después del hombre como la "vida orgánica sobre la tierra", a la cual llame "Tritocosmos" — a pesar de que no comprendía este término, porque habría sido incapaz de decir por qué la vida orgánica sobre la tierra era el "tercer" cosmos. Pero el término importa poco. De esta manera todo concordaba con el sistema de G. Más abajo del hombre, es decir entre los cosmos más pequeños, el más cercano era la "célula". De ninguna manera cualquier célula, ni una célula bajo cualquier condición, sino una célula de cierta dimensión, tal como por ejemplo la célula embrionaria del organismo humano. Se tomaría una célula ultra microscópica como cosmos siguiente. La idea de dos cosmos en el mundo microscópico, esto es, la idea de dos individuos microscópicos, que difieren uno del otro tan completamente como el hombre difiere de la célula embrionaria — es perfectamente evidente en la bacteriología.
El cosmos siguiente sería la molécula, y el siguiente el electrón. Ni la definición de "molécula" ni la de "electrón" me parecían muy satisfactorias, pero a falta de cualquier otra, se podían usar.
Indudablemente, tal orden de sucesión introducía o mantenía una completa inconmensurabilidad entre los cosmos, esto es, respetaba la proporción cero-infinito. Y además, este sistema nos permitía construcciones muy interesantes.
Tan solo un año después de haberla oído, la idea de los cosmos fue desarrollada aún más; esto es, en la primavera de 1917 cuando por primera vez logré construir una "tabla de tiempo en los diferentes cosmos". Pero hablaré de esta tabla más adelante.
Sólo agregaré que G. nunca explicó, como lo había prometido, los nombres de los cosmos y el origen de esos nombres.


NOTAS

10.- Menciono este punto porque mas tarde G. lo modificó.

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