En directa continuidad con el artículo anterior, de John Kaminski, presentamos en castellano ahora el texto recién aludido, que apareció en rumormillnews.com hace ocho años y medio.
Firmado por M-Theory, lo que hace es
presentar lo que parece ser un resumen de una investigación acerca de nuevos
descubrimientos y las consecuentes nuevas interpretaciones acerca de cruciales
temas bíblicos, que vendrían a revolucionar lo que hemos estado acostumbrados a
oír de parte de los hermeneutas y exégetas oficiales de las religiones en
Occidente (para no mencionar a los profesores de religión en los colegios, que
llevan décadas deformando la mente de las masas y sólo llevando agua para
ciertos molinos).
Consideramos de gran valor la exposición
de estas nuevas interpretaciones que de ninguna manera van fuera de camino.
Todo lo contrario.
En un discurso del 22 de Septiembre de
2002 ante unos visitantes sionistas cristianos, el Primer Ministro israelí Ariel Sharón afirmó:
"Esta tierra es la nuestra... Dios
nos dio las escrituras de propiedad..."
Sin embargo, la investigación académica
reciente, incluyendo descubrimientos de un equipo arqueológico de la Universidad de
Tel-Aviv, no sólo desestructura el bíblico Antiguo Testamento y las historias
de la Torá sobre
las cuales descansa esta reclamación, sino que da un crédito antes impensable a
la afirmación de un historiador de la Antigüedad [Flavio Josefo] de que los israelitas del Éxodo fueron realmente
los hicsos, y por lo tanto de origen asiático.
Para rastrear los fundamentos de esta
hoguera bíblica en curso, debemos retroceder hasta 1999.
Todo el infierno se desató en Israel en
Noviembre de aquel año cuando el catedrático Ze'ev Herzog de la
Universidad de Tel-Aviv anunció:
Los israelitas nunca estuvieron en Egipto,
no vagaron por el desierto, no conquistaron la tierra ni la heredaron a las
doce tribus".
Además, el dios de los israelitas YHWH
tenía una consorte, la diosa Asera.
Su conclusión de que el reino de David y
Salomón fue a lo más una pequeña monarquía tribal, y en el peor de los casos un
mito total, le ha ganado enemigos en el campo de los sistemas tradicionales de
creencia judío y cristiano.
Él afirma:
todas las pruebas demuestran que los
judíos no adoptaron el monoteísmo sino hasta el siglo VII a.C., una herejía
según la tradición bíblica, que lo remonta hasta Moisés en el monte Sinaí.
La investigación arqueológica de la Universidad de
Tel-Aviv en Megiddo y el examen de la puerta hexagonal allí la datan en el
siglo IX a.C. y no en el décimo como afirmó el investigador de los años 60 Yigael Yadin que la atribuyó a
Salomón.
Herzog además declara que Salomón y David
están "completamente ausentes en el registro arqueológico".
Además, un colega de Herzog, Israel Finkelstein, afirma que los
israelitas no eran nada más que cananeos nómadas que hacían trueques con los
habitantes de las ciudades.
Los estudios del equipo concluyeron que
Jerusalén no tuvo ningún status central hasta 722 a.C. en que fue destruida su
rival del norte, Samaria.
Sin embargo, lo verdaderamente impactante
es el descubrimiento de Herzog de numerosas referencias a Yahweh como teniendo
una consorte en la forma de Asera. Las inscripciones, escritas en hebreo por
escribas judíos oficiales en el siglo VIII a.C., fueron encontradas en
numerosos sitios en toda esa zona.
Para Yahweh, supuestamente el "dios
único", haber tenido una consorte y, de entre todas, a la diosa Asera, es
dinamita de un significado de gran alcance.
El uso de Yahweh como el nombre de Dios siempre ha alimentado la especulación y el argumento filosófico.
El nombre YHWH es tomado como significando
"yo soy" o "yo soy quien soy". También está la intriga de
la regla de que su misterioso verdadero nombre no debe ser pronunciado.
La identificación de la diosa Asera (o
Aserat) como su consorte en alguna parte dentro de la fe judía original conduce
a algunas conclusiones explosivas acerca de la identidad del judeo/cristiano
dios del cosmos, el dios monoteísta con quien estamos tan familiarizados en la
religión occidental.
Pero antes de mirar a Asera y a lo que
ella significa para la identidad de Yahweh, vale la pena echar una mirada a
otra diosa, Astarté (Ashtoreth).
Su significado se hará evidente un poco
más tarde. Referida como una "abominación" en el Libro 1 de Reyes,
Astarté (o Astoret) era una deidad importante en los panteones del Cercano
Oriente.
Para los sumerios ella era IN.ANNA (la
amada de Anu) y es un personaje importante en las epopeyas sumerias. Para los
asirios y babilonios ella era Ishtar; Astoret era su nombre para los cananeos;
para los griegos, Afrodita; para los romanos, Venus.
El equivalente más importante sin embargo
es la diosa egipcia Hathor, a quien los griegos identificaron con Afrodita.
Hathor era la esposa de Horus, el dios de la guerra. Hathor es identificada con
el símbolo de la vaca, y las estatuas de ella en la 26ª Dinastía (572-525 a.C.)
en Egipto de hecho la representan como una vaca.
Asera (cuyo nombre significa "la que
anda en el mar"), supuestamente la consorte del supremo dios El,
también era mencionada como Elat (la diosa). Según la tradición de
Ugarit, cuyas tablillas de arcilla contienen el más antiguo alfabeto conocido,
ella era la consorte de El, y madre de setenta dioses.
Ella también está asociada con Baal y se
supone que intercedió ante su marido, el dios supremo, en nombre de Baal, para
la construcción de un palacio, a fin de concederle un status igual al de los
otros dioses.
En las tablillas cuneiformes de Ras
Shamrah (hacia 1.400 a.C.) el líder del panteón era El; su esposa era
Aserat-del-mar (Asera). Después de El, el dios más grande era Baal, hijo de El
y Asera. Curiosamente, la consorte de Baal es su madre, Asera.
En las tradiciones del Líbano, Baal es
equiparado con Júpiter.
Esculturas de Asera en Siria la muestran
llevando un peinado egipcio. Ella también fue aludida más tarde como "la
vaca", una referencia a su gran edad.
Significativamente, Baalat (una importante
diosa en Biblos) es representada en las esculturas como teniendo cuernos de
vaca, entre los cuales hay una aureola. Baalat es de hecho la forma de Asera
cuando ella aparece junto a Baal.
¿Pero qué dice esto sobre la identidad de
Yahweh? La Biblia
siempre ha presentado un cuadro confuso de Yahweh. A la luz de los
descubrimientos y conclusiones de Herzog de que la consorte de Yahweh era
Asera, esto merece un examen más de cerca.
En Éxodo 6:3 dice:
"Y me aparecí a Abraham, a Isaac y a
Jacob, como El-Shaddai, pero por mi nombre de Yahveh no me di a conocer".
En la versión bíblica King James,
"YHWH" es traducido como Jehovah.
El uso de "Dios
Omnipotente" es una traducción tradicional de "Shaddai", que se
piensa haber significado "Todopoderoso", pero posiblemente podría
estar vinculado a la palabra-raíz acádica "Shadu", que significa
literalmente "montañas".
Y El-Shaddai es sólo una de las versiones
del dios descrito en el Génesis. El-Shaddai literalmente traducido significa
"Dios el de las montañas", pero también está el nombre El-Olam
(Dios el eterno), El-Elyon (Dios el más alto) y El-Ro'i (Dios
de la visión).
La pregunta obvia es ¿por qué YHWH mismo
se da a conocer ante los patriarcas como El-Shaddai?
La respuesta está en las tradiciones
religiosas de Canaán, donde se dice que Abraham vivió durante un tiempo, y que
fueron llevadas allí por los fenicios. (Por su parte, la raíz de la tradición
religiosa fenicia es Sumer).
Dios-el-de-las-montañas tiene un equivalente sumerio.
ISH.KUR, el hijo más joven de Enlil,
significa,
"Dios el de de las montañas
lejanas".
Ishkur también era conocido como Adad o
Hadad en hebreo, el hermano de Nannar/Sin, y era el dios preeminente de Canaán,
El-Shaddai.
Según eruditos bíblicos que se concentran
en la "Fuente P" para el Antiguo Testamento, Yahweh como nombre es
usado primeramente con Moisés en el Éxodo, y es indicativo de monolatría (la
adoración exclusiva de uno de muchos dioses) más bien que de monoteísmo.
El nombre Yahweh también puede ser
traducido como "soy quien soy", literalmente un modo de decir
"ocúpate de tus propios asuntos", un modo de disfrazar su verdadera
identidad.
Yahweh no aparece sino hasta el Éxodo y,
extrañamente, el dios Baal está completamente ausente en el Génesis.
Nota: El-Shaddai todavía es venerado en la
fe judía en la forma del Teffilin, una de las dos pequeñas cajas de cuero en
forma de cubo que contienen textos de la Torá , tradicionalmente para ser llevadas puestas
[en la frente] por varones desde los 13 años. Los Teffilin son llevados puestos
en una manera para representar las letras shin, daleth y yod, que juntas forman
el nombre Shaddai.
En Éxodo 33:2-3 dice:
"Y enviaré un ángel delante de ti; y
expulsaré al cananeo, al amorreo, y al hitita, y al perezeo, al heveo
y al jebuseo: pero yo no iré entre ustedes a esa tierra que fluye leche y miel;
no sea que yo los destruya en el camino, pues ustedes son un pueblo
rebelde".
Este Yahweh es propenso a la violencia y
parece despreciar a su pueblo elegido.
Él es un perfecto equivalente de ISH.KUR
(Hadad), cuya tierra está ocupada por los amorreos y los hititas, y es un
conocido manifestador de violencia y de desprecio hacia sus adoradores.
La imagen de ISH.KUR, sus características
y sus símbolos corresponden a los de Baal. Él es también anti-babilónico y
anti-egipcio, como Yahweh. Y como el de Yahweh, el verdadero nombre del cananeo
Baal (Hadad) no debe ser pronunciado.
Sobre la base del descubrimiento de
Herzog, de las pruebas dentro de la
Biblia misma, de las tradiciones sumerias, fenicias y cananeas,
la siguiente es una conclusión lógica y una solución a la identidad del dios
judío del Antiguo Testamento:
ISH.KUR = Hadad = El-Shaddai = Baal =
Yahweh. (El Baal de los cananeos también era conocido como Moloc, a quien
examinaremos luego).
Esto indica, como lo hace el trabajo de
Herzog, que el pueblo judío evolucionó desde el politeísmo al monoteísmo con la
promoción de un dios que era conocido por una multiplicidad de nombres, hacia
un dios supremo, Yahweh (cuyo verdadero nombre no debe ser pronunciado), y que
ellos adoptaron para este fin no al supremo dios de los panteones, El, sino a
su hijo ISH.KUR, Baal, Hadad, El-Shaddai, una entidad que estaba en abierta
rebelión contra su padre El, y finalmente ayudado en esta rebelión por su madre
y consorte, Asera, (también conocida como Baalat, Astoret y Elat).
Esta entidad femenina fue posteriormente
refundida por las tradiciones griegas y romanas en Afrodita y Venus, y conocida
anteriormente por los egipcios como Isis.
Una vez que entendemos esto, la etimología
del nombre Israel - Is (Isis o sepulcro), Ra (el principal dios
del panteón egipcio) y El (Señor, Baal) - tiene un sentido mucho más
obvio que la tortuosa derivación de "Yisrael" de la fe hebrea.
¿Pero qué tiene todo esto que ver con la
validez de las "Escrituras de Propiedad" dadas por Dios a las
cuales Ariel Sharón se refiere?
Muy lejos de la conclusión obvia de que el
dios que dio por hecho haber dado la "tierra prometida" a su pueblo
elegido era sólo uno de los dioses de un panteón y no el presunto monoteísta
único dios del cosmos, los descubrimientos de Herzog confirman ciertas teorías
que han estado circulando "por ahí" durante algún tiempo.
Los Hicsos
Como Herzog, el historiador Josefo (c. 37-100 d.C.) negó el relato de los hebreos mantenidos en cautiverio en Egipto, pero él dio un drástico paso más adelante sobre los orígenes raciales de los judíos, que él identificó con los hicsos.
Él posteriormente afirmó que ellos no
huyeron de Egipto sino que fueron expulsados debido a que ellos eran leprosos.
Se debe decir que Josefo ha sido
vilipendiado a través de las épocas, por haber sido un colaborador romano,
tanto por eruditos judíos como cristianos, que han sostenido que la datación
del éxodo de los "hebreos" desde Egipto en la Biblia descarta absolutamente
su identificación como hicsos.
Sin embargo, Jan Assmann, un prominente egiptólogo de la Universidad de
Heidelberg, es completamente rotundo en sus escritos en cuanto a que la
historia del Éxodo es una inversión de la expulsión de los hicsos y además que
Moisés era un egipcio.
Igualmente Donald P. Redford, de la Universidad de Toronto, presenta evidencia
contundente de que la expulsión de los hicsos de Egipto fue invertida para
construír la historia del éxodo de los esclavos hebreos en la Torá y el Antiguo Testamento.
Su libro que argumentó esta teoría, "Egipto, Canaán e Israel en la Antigüedad ", fue
el ganador del Premio al Mejor Libro Académico en Arqueología de 1993 de la Sociedad Arqueológica
Bíblica.
Hay evidencia irrefutable de que los
hicsos, un grupo mezclado semítico-asiático que se infiltró en el valle del
Nilo, se tomó el poder en el Bajo Egipto en el siglo XVII a.C.. Ellos
gobernaron allí desde 1674 a.C. hasta ser expulsados cuando su capital, Avaris,
cayó ante Ahmosis alrededor de 1567 a.C..
Los hicsos en Egipto adoraron a Set, a
quien, como a ISH.KUR, ellos identificaron como una deidad de la tormenta.
Conforme a la "teoría de la
inversión", intelectuales judíos en el siglo VII a.C. cambiaron la
historia desde "expulsados" a "escapados", y como un
posterior insulto a su enemigo, Ahmosis, cambiaron y mal-pronunciaron su nombre
como Moisés, presentándolo como el líder de una rebelión hebrea. Pero hay
también una fuerte probabilidad de dos orígenes separados del personaje
"Moisés" mezclados en uno, lo que abordaré luego.
El éxito de Ahmosis en 1567 a.C. condujo
al establecimiento de la 18a Dinastía en Egipto. Tutmosis III
derrocó al faraón travestido Hatshepsut, y bajo Tutmosis IV las conquistas
egipcias se extendieron más allá del Sinaí hacia Palestina y Siria, y
alcanzaron hasta Babilonia e incluían a Canaán.
Hacia el final de esta expansión, Amenofis
III (1380 a.C.) gobernó un Imperio egipcio cuyas provincias y colonias
limitaban con lo que es ahora conocido como Turquía. Este Imperio habría
incluído las regiones en las cuales la mayoría de los hicsos expulsados ahora
vivían.
Amenofis IV ascendió al trono en 1353
a.C.. Él introdujo un nuevo culto monoteísta estableciendo a "Atón"
como el dios supremo y luego él se cambió su nombre a Akenatón.
Casado con la misteriosa Nefertiti,
Akenatón se declaró a sí mismo un dios en la tierra, intermediario entre el
dios único Atón (Ra) y la
Humanidad , con su esposa como su compañera, desplazando
efectivamente a Isis y Osiris en la enéada egipcia.
Declarando a todos los hombres como los
hijos de Atón, los historiadores sospechan que Akenatón planeaba una religión
para todo el Imperio. Él prohibió toda la idolatría, el uso de imágenes para
representar al dios, y prohibió la idea de que había más de un dios supremo.
Es junto a Akenatón y su padre Amenofis
III que encontramos al segundo Moisés.
Una importante figura durante este período
fue confusamente llamada Amenofis hijo de Hapu. Él fue el Primer Ministro
(Visir) de ambos reyes. Él es generalmente representado como un escriba,
agachado y sosteniendo en sus rodillas un rollo de papiro. Él más que nadie fue
responsable de autorizar la religión en la cual los antiguos dioses fueron
combinados en un dios viviente, Atón, quien había sido responsable de la creación
de la Tierra y
de la Humanidad.
El símbolo de este dios, el disco solar,
representaba a Ra, Horus y los otros dioses en uno solo. El disco del Sol, en
el simbolismo, estaba apoyado entre los cuernos de un toro.
El Hijo de Hapu dice lo siguiente sobre la
creación:
He venido hasta ti, quien reina sobre los
dioses, Oh Amón, Señor de las Dos Tierras, pues tú eres Ra, que aparece en el
cielo, quien ilumina la tierra con un ojo resplandecientemente luminoso, quien
salió del Nou, quien apareció por encima del agua primitiva, quien creó todo,
quien generó la gran Enéada de dioses, quien creó su propia carne y dio origen
a su propia forma".
El supervisor del rey en la tierra de
Nubia era un tal Mermose (pronunciado como Mermose o Merymose en su sarcófago
en el Museo Británico).
Según historiadores modernos, en el tercer
año de reinado de Amenhotep, Mermose llevó lejos su propio ejército hacia el
Nilo superior, supuestamente para reprimir una rebelión menor, pero realmente
para asegurar territorios de minería de oro que suministrarían a su rey la más
grande riqueza que a cualquier otro gobernante de Egipto.
La erudición reciente ha indicado que
Mermose llevó su ejército a la cercanía de la confluencia de los ríos Nilo y
Atbara y más allá.
¿Pero quién era este Mermose? Según el
historiador Dawn Breasted, la
traducción griega de este nombre era Moisés (Moses).
¿Apoya la tradición judía esta
identificación? Según la historia judía no incluida en la Biblia , Moisés condujo el
ejército de Faraón hacia el Sur, a la tierra de Kush, y alcanzó las cercanías
del río Atbara. Allí él atrajo el amor de la princesa de la ciudad-fortaleza de
Saba, más tarde llamada Meroe. Ella dejó la ciudad a cambio del matrimonio.
La confirmación bíblica de tal matrimonio
se encuentra en Números 12:1.
"Y Miriam y Aarón hablaron en contra
de Moisés por causa de la mujer etíope con quien él se había casado: ya que él
se había casado con una mujer etíope".
El final del reinado de Akenatón está
envuelto en el misterio, y dicha investigación está más allá del alcance de un
artículo de esta longitud.
En resumen, sin embargo, las teorías van
desde la muerte de Nefertiti por causa de una plaga, la propia muerte de
Akenatón por una peste o asesinato, hasta el exilio.
El registro libre de dudas, en contraste,
señala la vuelta de Egipto a la enéada de dioses y un intento sistemático de
borrar todos los vestigios de Akenatón y su culto en Egipto.
Mientras tanto, los expulsados hicsos,
según varios historiadores, habían estado viviendo en Canaán.
Precisamente aquí aparece una solución al
problema cronológico bíblico de vincular a los israelitas con los hicsos.
Al usar la datación del Éxodo bíblico y
comparándolo con la cronología egipcia de la expulsión de los hicsos se produce
una laguna de aproximadamente 400 años. Usando los sistemas de fechado de los
libros de Jueces y Samuel, este lapso puede variar entre 554 y 612 años.
Sin embargo, hay un claro registro
histórico del Egipto posterior a los hicsos extendiendo su Imperio hacia
Canaán, la tierra en la cual los hebreos entraron y vivieron, según las fuentes
bíblicas, durante 400 años antes de establecer el reino de Salomón.
Los hebreos que vivían en Canaán estaban
por lo tanto bajo el gobierno egipcio. Es también aquí en Canaán que nosotros
podemos hacer una comparación entre Yahweh y el cananeo Moloc
(Baal) y extrapolar una polémica inversión de la historia de Faraón ordenando
él ahora la muerte de todos los "primogénitos" en el Éxodo.
Los adoradores de Moloc sacrificaban a sus
hijos primogénitos a su deidad mediante un asesinato ritual. Los adoradores de
Yahweh en Canaán también eran conocidos por realizar sacrificios de niños de
vez en cuando, sobre todo en tiempos de privaciones, aunque la inmolación
(holocausto, "todo quemado") era supuestamente mirada con malos ojos.
El corte de la garganta del niño, sin embargo, era aceptable.
Los sacrificios eran llevados a cabo y los
restos [de los cuerpos] eran enterrados en el sitio sagrado conocido como Tofet
["el lugar del asadero"].
A veces - aunque raramente, a juzgar por
el enorme predominio de huesos humanos infantiles encontrados en el sitio de
Tofet por los arqueólogos - eran sacrificados animales como sustitutos.
Las disciplinas históricas modernas que estudian la época bíblica concluyen unánimemente que el libro del Éxodo no pudo
haber sido escrito antes del siglo VII
a.C., y ciertamente no por el Moisés bíblico, que a lo más es una combinación
ficticia de personalidades egipcias.
En Israel mismo, el siglo VII a.C. es el
período en el cual la evidencia arqueológica presentada por Herzog sugiere que
ocurre la aparición de Jerusalén como un centro cultural.
Por lo que dicen todos los relatos, es un
centro cultural que lucha para encontrar una identidad y una nacionalidad para
sí y, considerando el descubrimiento de los textos judíos que muestran a Yahweh
teniendo una consorte en la forma de Asera, no es difícil hacer calzar estas
piezas.
Se sabe que en 639 a.C. Josías, rey de
Judá, introdujo amplias reformas religiosas y agregó áreas adicionales de
"Israel" bajo su control.
Es durante este período que la
"polémica" y la "inversión" de una amplia variedad de
fuentes religiosas y culturales fueron reunidas para formar una unidad
religiosa y política.
Allí donde la historia no es heroica, como
la expulsión de Egipto en la forma de los hicsos, aquella es invertida por los
"inquisidores" de Josías.
Allí donde la religión está carente de
unidad moral, se entreteje el culto de Atón, satisfaciendo los sistemas de
creencia existentes dentro de la región y otorgando al rey Josías la posición
del derecho divino mediante la proclamación de un linaje que entronca con
Salomón y David - siendo ambos a su vez reemplazos para los ancestros de [el
culto a] Atón y su reputación de constructores de templos.
Josías también destruye el templo de Tofet
que se dice que ha sido construido por Salomón en el valle de Hinnón, justo
fuera de Jerusalén, al sur.
Dentro de este mecanismo de unificación
hay obscuridades desconcertantes para justificar los sistemas de creencia existentes,
que requieren que el verdadero nombre de Dios sea mantenido en secreto,
y para lo cual hay precedentes en los cultos de Baal e ISH-KUR, todo siendo
parte de la mezcolanza de la región, y todo diseñado para emparejar las
imperfecciones en el nuevo sistema basado en Yahweh.
Se implementa una importante separación de
las identidades de Baal-Moloc-Yahweh, aunque la evolución de ISH.KUR a Hadad a
Baal y a Yahweh no permanezca encubierta debido a la posterior polémica contra
Babilonia redactada bajo la forma del Génesis.
Bien conocido en Egipto, incluso en la
época del culto a Atón, era el siguiente pasaje del Libro de los Muertos:
No he robado.
No he codiciado.
No he matado gente.
No he mentido.
No he alterado límites.
No he cometido adulterio.
No he maldecido a un dios.
El proceso de unificación de Josías toma a
Moisés, un ideograma que combina al Ahmosis que expulsó a los hicsos y al
Mermose que condujo al ejército egipcio a grandes victorias, y lo acredita con
la recepción de los Diez Mandamientos en tablillas de piedra.
En realidad, estas leyes son una
elaboración a partir de la recién citada declaración.
Agregado a esto está el hecho de que el
obscuro "Himno a Atón" del rey egipcio es casi "palabra por
palabra" el salmo 104 de la
Biblia , con lo que tenemos otra convincente
"coincidencia".
Estas y otras "coincidencias"
aparentemente convencieron al renombrado psicólogo Sigmund Freud, que escribe
su libro "Moisés y el Monoteísmo" en 1939, de que la fe monoteísta
judía tenía sus raíces en el culto religioso de Akenatón.
La unificación de Josías desde luego
debería ser aplaudida. Proscribió el culto a Moloc y enfatizó la moralidad
espiritual de los Diez Mandamientos. La polémica y las inversiones que
añadieron un enfoque heroico a la historia de su pueblo son comprensibles y
políticamente astutas.
Pero hacia comienzos de 200 [a.C.], en
algún punto a lo largo de la línea, y a diferencia del culto a Atón, la
supremacía de la raza es añadida a la fe judía.
En resumen, sin embargo, es el
descubrimiento de Herzog de la consorte Asera de Yahweh en los textos judíos y
su declaración de una ausencia arqueológica de Salomón o David lo que se
constituye en el bisturí que rebana a través de todas las ficciones del bíblico
Éxodo y su sugestión del derecho y la supremacía divinos.
Por esta razón, Herzog no debe ser
olvidado.
Incluso aunque su erudición sea ignorada
por la política del Israel actual, ella contiene una lección para el resto del
mundo, y en particular para aquellas naciones que apoyan las doctrinas supremacistas
de Israel.
El moderno Israel tiene que afrontar el
hecho de que no tiene ningún "derecho divino" a la tierra que ocupa.
Israel debe confiar en cambio en un asentamiento equitativo a la luz de su
innegable colonización y conquista actual - una realidad que sus opositores
deben aceptar - pero sin salirse fuera de los límites definidos por la ley
internacional, es decir las fronteras de 1967.
Ésta es una posición realista, la cual la
mayoría de los países de la civilización occidental ha aceptado, sin reclamar
un derecho divino o una supremacía racial.
Ellos han llevado a cabo esto mediante el
reconocimiento de derechos humanos y un estándar internacional de la ley que
delimita su comportamiento (en la mayoría de los casos).
Considerando el campo de batalla religioso
y cultural sobre el cual Israel está ubicado, y su ausencia de reconocimiento
de la realidad moderna, en un mundo armado con armamento nuclear, mientras
Israel - armado con aquellas armas - no se separe de las doctrinas de
"derecho divino" y "supremacía racial", seguirá siendo el
caldo de cultivo para una lucha contra la injusticia racial y política - y
estará en el centro de los procesos geopolíticos del mundo de nuestros días -
que podría llevar a nuestra civilización global entera a la destrucción.
Aquella seguramente, en nombre de la Humanidad , es razón
suficiente para finalizar tales obsesiones y dogmatismos "bíblicos".
Hacer eso no requiere que abandonemos la fe en Dios.
Nuestra intuición del Creador es
tan vieja como la Humanidad
y no depende de un viejo tomo polvoriento escrito por hombres ni de palabras de
hombres.
fuente:editorial-streicher
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