Despertar es el potencial propio en todos los seres y la gnosis es la única llave para atravesar la puerta a la liberación que el Demiurgo y sus arcontes mantienen cerrada a través de los agregados activos y reactivos que esclavizan el Espíritu.

CAPÍTULO IX de FRAGMENTOS DE UNA ENSEÑANZA DESCONOCIDA

P.D. OUSPENSKY

El "rayo de creación" bajo forma de tres octavas de radiaciones. Materias y fuerzas en los diferentes planos del universo, y su relación con nuestra vida. Los intervalos en las octavas cósmicas y los choques que los llenan. "Punto del universo". Densidad de vibraciones. Tres fuerzas y cuatro materias. "Carbono", "Oxigeno", "Nitrógeno", "Hidrógeno". Doce tríadas. La "Tabla de Hidrógenos". La materia a la luz de sus propiedades químicas, físicas, psíquicas y cósmicas. Inteligencia de la materia. "Átomo". Cada función, rada estado del
hombre depende de la energía. Las substancias en el hombre. El hombre tiene suficiente energía para comenzar el trabajo sobre si mismo, con la condición de que la ahorre. Desperdicio de la energía. "Aprended a separar lo sutil de lo grosero". Producción de hidrógenos sutiles. Cambios del ser. Crecimiento de cuerpos interiores. El organismo como fábrica de tres pisos. Tres clases de nutrición. Entrada del alimento, del diré y de las impresiones en el organismo. La transformación de substancias está dirigida por la ley de octava. La ociara del alimento y la octava del aire. Extracción de "hidrógenos superiores". La octava de las impresiones no se desarrolla. Posibilidad de crear un choque artificial en el momento en que se recibe una impresión. El esfuerzo consciente. El "recuerdo de si". El desarrollo que resulta de la octava de las impresiones y de la octava del aire. El segundo choque consciente. Esfuerzo relacionado con las emociones. Preparación para este esfuerzo. Analogía del organismo humano con el universo. Tres etapas de evolución de la máquina humana. Transmutación de ¡as emociones. Alquimia. Los centros trabajan con hidrógenos diferentes. Dos centros superiores. Trabajo equivocado de los centros inferiores. Materialidad de todos los procesos interiores.

En una de nuestras reuniones, G. dibujó el diagrama del Universo en forma enteramente nueva.
—Hasta ahora, dijo, hemos hablado de las fuerzas que crean los mundos, del proceso de creación tal como éste se desarrolla a partir del Absoluto. Hablaremos ahora de los procesos que se efectúan en el mundo ya creado y existente. No lo olviden: el proceso de creación nunca se detiene; sin embargo, en la escala planetaria, se desarrolla tan lentamente que si lo medimos según nuestro cálculo del tiempo, podemos considerar las condiciones planetarias como si fueran permanentes para nosotros.
"Consideremos, entonces, el «rayo de creación» una vez creado el Universo.
"La acción del Absoluto sobre el mundo, sobre los mundos creados por él o dentro de él, continúa. Asimismo, continúa la acción de cada uno de estos mundos sobre los mundos siguientes. Todos los soles de la Vía Láctea influyen sobre nuestro sol. El sol influye sobre los planetas. Todos los planetas influyen sobre nuestra tierra y la tierra sobre la luna. Estas influencias son transmitidas por medio de radiaciones a través de los espacios estelares e interplanetarios.
"Con el fin de estudiar estas radiaciones, tomemos el rayo de creación en forma abreviada:
Absoluto-Sol-Tierra-Luna, o más precisamente, imaginemos el rayo de creación bajo la forma de tres octavas de radiaciones: la primera octava entre el Absoluto y el Sol, la segunda octava entre el Sol y la Tierra, la tercera octava entre la Tierra y la Luna; y examinemos el pasaje de las radiaciones entre estos cuatro puntos fundamentales del Universo.
"Tenemos que encontrar nuestro lugar y comprender nuestra función en este Universo, tomado bajo la forma de tres octavas de radiaciones entre cuatro puntos.
"En la primera octava, el Absoluto incluye dos notas, do y si, separadas por un «intervalo».

"Siguen las notas la, sol, fa, es decir:

"Luego un «intervalo» y el «choque» que lo llena —desconocido para nosotros, pero cuya existencia, sin embargo, es inevitable—, luego mi, re.

"Las radiaciones alcanzan al sol. En el sol mismo están incluidas dos notas, do, un intervalo, y si; luego siguen la, sol, fa; yendo las radiaciones hacia la tierra.

"Luego un «intervalo.» y el «choque» de la vida orgánica que lo llena: luego mi y re. La tierra: do, un «intervalo», si, y luego la, sol, fa — vendo las radiaciones hacia la luna; luego nuevamente un «intervalo», un «choque» desconocido para nosotros, luego mi, re y la luna, do.
"Estas tres octavas de radiaciones, forma bajo la cual nos representaremos ahora el Universo, nos permitirán explicar la relación que tienen con nuestra propia vida las materias y las fuerzas de distintos planos del mundo.
"Tengamos en cuenta que aunque hay seis «intervalos» en estas tres octavas, de hecho sólo tres de ellos necesitan ser llenados desde afuera. El primer «intervalo» do-si lo llena la voluntad del Absoluto. El segundo «intervalo» do-si lo llena la influencia de la masa del sol sobre las radiaciones que la atraviesan. El tercer «intervalo» do-si lo llena la acción de la masa terrestre sobre las radiaciones que la atraviesan. Sólo los «intervalos» entre fa y mi tienen que ser llenados por «choques adicionales». Estos «choques adicionales»
pueden venir ya sea de otras octavas que atraviesan el punto dado, o de octavas paralelas que salen de puntos superiores. Nada sabemos acerca de la naturaleza del «choque» entre mi y fa en la primera octava Absoluto-Sol. Pero en la octava Sol-Tierra el «choque» entre mi y fa es la vida orgánica sobre la Tierra, es decir, las tres notas, la, sol, fa, de la octava que comienza en el Sol. La naturaleza del «choque» entre mi y fa en la octava Tierra-Luna también nos es desconocida.
"Hay que tomar en cuenta que el término «un punto en el universo» que he usado, tiene un significado completamente preciso; un «punto» representa una cierta combinación de hidrógenos que opera en un lugar preciso y cumple una función igualmente precisa en tal o cual sistema. El concepto «punto» no puede ser
reemplazado por el concepto «hidrógeno», porque el termino «hidrógeno» significa simplemente: materia no limitada en el espacio. Un punto siempre está limitado
en el espacio. Al mismo tiempo, un «punto del universo» puede designarse por el número del «hidrógeno» que predomina en él o que ocupa su centro.
"Si examinamos ahora la primera de estas tres octavas de radiaciones, es decir, la octava Absoluto-Sol, desde el punto de vista de la Ley de Tres, veremos que la nota
do será la conductora de la fuerza activa designada por el número 1, mientras que la materia en la cual esta fuerza actúa será «carbono» (C). La fuerza «activa» que
crea la nota do en el Absoluto representa la máxima frecuencia de vibraciones o la más grande densidad de
vibraciones.
"La expresión «densidad de vibraciones» corresponde a «frecuencia de vibraciones» y su sentido es opuesto al de «densidad de materia», es decir, que cuanto más densa es la materia, tanto menos densas son las
vibraciones y viceversa. De manera general, cuanto más sube la «densidad de vibraciones», tanto más baja
la «densidad de materia». La máxima «densidad de vibraciones» se encuentra en la materia más sutil, más
enrarecida. Y en la materia más densa concebible, las vibraciones se retardan y llegan casi a un punto muerto.
Por consiguiente, la materia más sutil corresponde a la máxima «densidad de vibraciones».
"La fuerza activa en el Absoluto representa la máxima «densidad de vibraciones», mientras que la materia en
la cual se efectúan estas vibraciones, es decir, el primer «carbono», representa la mínima «densidad de materia».
"La nota si en el Absoluto será la conductora de la fuerza pasiva, designada con el número 2.
Y la materia en la cual esta fuerza pasiva actúa, o en la cual resuena la nota si, será «oxígeno» (O).
"La nota la será la conductora de la fuerza neutralizante, designada por el número 3, y la materia en la cual resuena la nota la, será «nitrógeno» (N).
"Según el orden de su acción, estas fuerzas se mantendrán en el orden de sucesión 1, 2, 3, es decir que corresponderán a las materias «carbono», «oxígeno» y «nitrógeno». Pero, según la densidad de su materia, quedarán en el orden: «carbono», «nitrógeno», «oxígeno», es decir, 1, 3, 2, porque el «nitrógeno», aunque conserve el número 3, por ser el conductor de la fuerza neutralizante, permanece por su densidad de materia entre el «carbono» y el «oxígeno», apareciendo este último como el más denso de los tres.
"El «carbono», el «oxígeno» y el «nitrógeno» tomados en conjunto producirán una materia del cuarto orden, o «hidrógeno» (H), cuya densidad designaremos por el número 6 (como la suma de 1, 2 y 3) o sea H 6.
"C, O y N retienen sus números 1, 2, 3. El carbono es siempre 1, el oxígeno siempre 2, y el nitrógeno siempre 3.
"Pero siendo más activo que el oxígeno, el nitrógeno entra en la próxima tríada como principio activo, y entra allí con la densidad 2. En otra» palabras, el nitrógeno tiene ahora una densidad 2 y el oxigeno una densidad 3.
"De manera que la nota la de la primera tríada es la conductora de la fuerza activa en la próxima triada, en la cual entra con la densidad 2. Si el nuevo carbono entra con la densidad 2, el oxígeno y el nitrógeno deben corresponder con él en sus densidades, reproduciendo la proporción de densidades de la primera tríada. En la primera tríada la relación de densidades era 1, 2, 3; en la segunda tríada será 2, 4, 6, es decir, el carbono de la segunda tríada tendrá la densidad 2, el nitrógeno una densidad 4, el oxígeno una densidad 6. Tomados en conjunto, darán el hidrógeno 12 (H 12):
"De acuerdo con el mismo esquema, la siguiente tríada será constituida: fa, «choque», mi. El nitrógeno de la segunda tríada entrará en la tercera como carbono con la densidad 4. El nitrógeno y el oxígeno que le corresponden deberán tener las densidades 8 y 12; juntos darán el hidrógeno 24 (H 24).

"La siguiente tríada mi, re, do, según el mismo esquema, dará hidrógeno 48 (H 48).

"La tríada do, si, la dará el hidrógeno 96 (H 96).

"La tríada la, sol, fa - el hidrógeno 192 (H 192).
"Fa, «choque», mi — hidrógeno 384 (H 384).

"Mi, re, do - hidrógeno 768 (H 768)

"Do, si, la— hidrógeno 1.536 (H 1.536).


"La, sol, fa - hidrógeno 3.072 (H 3.072).
"Fa, «choque», mi— hidrógeno 6.144 (H 6.144).

'"Mi, re, do- hidrógeno 12.288 (H 12.288).

"Así se obtienen doce «hidrógenos» con densidades escalonadas de 6 a 12.288.
"Estos doce hidrógenos representan doce categorías de materias, que se escalonan en el universo desde el Absoluto hasta la Luna, y si fuera posible establecer con exactitud cuál de estos hidrógenos constituye el organismo humano y actúa en él, tan sólo esto determinaría el lugar que ocupa el hombre en el mundo.
"Pero en el lugar donde estamos situados, dentro de los límites de nuestro poderes y capacidades ordinarias, el hidrógeno 6 es irreducible; por lo tanto podemos tomarlo como hidrógeno 1; el siguiente hidrógeno 12 puede ser considerado como hidrógeno 6. Si dividimos entre 2 todos los hidrógenos que siguen, obtenemos una escala que va desde el hidrógeno 1 hasta el hidrógeno 6.144 (ver tabla 2).
"Sin embargo, el hidrógeno 6 es todavía irreducible para nosotros. Por lo tanto, podemos tomarlo a su vez como hidrógeno 1, tomar el siguiente hidrógeno como hidrógeno 6 y nuevamente dividir entre 2 todos los siguientes.
"Los grados obtenidos en esta forma, desde 1 hasta 3.072, pueden servirnos para el estudio del hombre (ver tabla 3).
"Todas las materias, desde el hidrógeno 6 hasta el hidrógeno 3.072, se encuentran en el organismo humano; y allí todos desempeñan su papel. Cada uno de estos hidrógenos agrupa un gran número de substancias químicas conocidas por nosotros, ligadas unas a otras por alguna función relativa a nuestro organismo.

En otras palabras, no debe olvidarse que el término hidrógeno tiene un sentido muy amplio.
Cada elemento simple es un hidrógeno de una cierta densidad; además cualquier combinación de elementos que posee una función determinada, ya sea en el universo o en el organismo humano, es también un hidrógeno.
"Tal definición de materias nos permite clasificarlas en el orden de su relación con la vida y con las funciones de nuestro organismo.
"Comencemos con hidrógeno 768. Se define como alimento; en otras palabras, hidrógeno 768 comprende todas las substancias que pueden servir de alimento al hombre. Las substancias que no pueden servirle de alimento, por ejemplo un trozo de madera, pertenecen a hidrógeno 1.536; un trozo de hierro a hidrógeno 3.072. Por otro lado, una materia fina pero pobre en propiedades nutritivas, estará más cerca a hidrógeno 384. "Hidrógeno 384 será definido como agua.
"Hidrógeno 192 es el aire que respiramos.
"Hidrógeno 96 está representado por gases enrarecidos que el hombre no puede respirar, pero que desempeñan un papel muy importante en su vida; además, ésta es la materia del magnetismo animal, de emanaciones del cuerpo humano, de rayos N, hormonas, vitaminas, etc.; en otras palabras, con hidrógeno 96 termina lo que se llama materia, o más bien, lo que nuestra física y química consideran como materia. Hidrógeno 96 incluye también materias que son casi imperceptibles para nuestra química, o sólo perceptibles por sus rastros o por sus efectos — materias cuya existencia es presumida por algunos teóricos y negada por otros.
"Los hidrógenos 48, 24, 12 y 6 son materias desconocidas para nuestros físicos y químicos
contemporáneos. Éstas son las materias de nuestra vida psíquica y espiritual en sus diferentes grados.
"Al estudiar la «tabla de hidrógenos», se debe recordar siempre que cada hidrógeno comprende un inmenso número de substancias diferentes todas conectadas entre sí por una sola y misma función en nuestro organismo, y que representan un «grupo cósmico» definido.
"Hidrógeno 12 corresponde al hidrógeno de la química (peso atómico 1). El carbono, el nitrógeno y el oxigeno (de la química) tienen pesos atómicos: 12, 14 y 16 respectivamente.
"Además, en la tabla de pesos atómicos es posible indicar los elementos que corresponden a ciertos hidrógenos, es decir, los elementos cuyos pesos atómicos se encuentran entre ellos casi en la relación correcta de octava. Así hidrógeno 24
corresponde al Flúor, Fl, peso atómico 19; hidrógeno 48 corresponde al Cloro, Cl, peso atómico 35,5; hidrógeno 96 corresponde al Bromo, Br, peso atómico 80 e hidrógeno 192 corresponde al Iodo, I, peso atómico 127. Los pesos atómicos
de estos elementos se encuentran casi en la relación de octava; en otras palabras, el peso atómico de cada uno de ellos es casi el doble del peso atómico del otro. La ligera inexactitud, es decir, el carácter incompleto de la relación de octava, proviene del hecho de que la química ordinaria no toma en consideración todas las propiedades de una substancia, particularmente sus propiedades «cósmicas». La química de la
cual hablamos aquí estudia la materia sobre una base diferente de la química ordinaria, y no solamente toma en cuenta sus propiedades químicas y
físicas, sino también sus propiedades psíquicas y cósmicas.
"Esta química o alquimia considera la materia antes que nada desde el punto de vista de sus funciones, las que determinan su sitio en el universo y su relación con las otras materias, y luego desde el punto de vista de su relación al hombre y a las funciones del hombre. Se entiende por «átomo de substancia», la más pequeña cantidad de una substancia dada que retiene todas sus propiedades químicas, cósmicas y psíquicas; en efecto, además , de sus propiedades cósmicas, toda substancia posee también propiedades
psíquicas, es decir, un cierto grado de inteligencia.
Por lo tanto, el concepto de «átomo» se puede aplicar no sólo a los elementos, sino también a todas las materias compuestas que tienen funciones precisas en el universo o en la vida del hombre. Puede haber un átomo de agua, un átomo de aire (es decir de aire atmosférico apropiado para la respiración del hombre), un átomo de pan, un alomo de carne, y así sucesivamente. En este caso, un átomo de agua será un décimo de un décimo de un milímetro cúbico de agua tomado a cierta temperatura por un termómetro especial. Esta será una pequeñísima gota de agua que bajo ciertas condiciones puede ser percibida a simple vista.
"Este átomo es la más pequeña cantidad de agua que retiene todas las propiedades del agua. Si se prosigue esta división, algunas de estas propiedades desaparecen; en otros términos, ya no tenemos agua sino algo que se aproxima al estado gaseoso del agua, vapor, que químicamente no difiere en ninguna forma del agua en su estado líquido, pero posee funciones diferentes y por lo tanto propiedades cósmicas y psíquicas igualmente diferentes.
"La «tabla de hidrógenos» hace posible el estudio de todas las substancias que componen el organismo humano desde el punto de vista de su relación con los distintos planos del universo. Además, como cada función del hombre es un resultado de la acción de substancias definidas, y como cada substancia está en relación con un plano definido del universo, este hecho nos permite establecer la relación que existe entre las funciones del hombre y los planos del universo."
Debo decir ahora que las "tres octavas de radiación" y la "tabla de hidrógenos" que se deriva de ellas, fueron un tropiezo para nosotros durante mucho tiempo; en cuanto al principio mas esencial de la transición de las tríadas y de la estructura de la materia, no lo comprendí sino más tarde, y hablaré de ello en su debida oportunidad.
En mi reconstrucción de la exposición de G., trato en general de observar un orden cronológico, aunque esto no es siempre posible, ya que algunas cosas fueron repetidas muchísimas veces, y en una u otra forma entraron en casi todo lo que decía.
La "tabla de hidrógenos" me produjo una muy fuerte impresión, que más tarde se volvería aún más fuerte. Frente a esta "escalera levantada desde la tierra hasta el cielo", sentí algo muy análogo a las sensaciones del mundo que me llegaron hace varios años durante mis extraños experimentos que he descrito en Un Nuevo Modelo del Universo,[8] gracias a los cuales había sentido tan fuertemente la interdependencia, la integridad y la "matematicalidad" de todo lo que existe en el mundo. Esta exposición, con diferentes variantes, fue repetida muchas veces, ya sea asociada a una explicación del "rayo de creación", o asociada a una explicación de la "ley de octava". Pero las primeras veces que la oí estaba lejos de reconocerle todo su valor, a pesar de la singular sensación que cada vez me producía. Y sobre todo, no comprendía entonces que estas ideas son mucho más difíciles de asimilar y tienen un contenido mucho más profundo de lo que parece cuando se oye exponerlas por primera vez.
He conservado el siguiente episodio en mi memoria. Se releía una vez más un texto sobre la estructura de la materia considerada en su relación con la mecánica del universo. El lector era P., un joven ingeniero que pertenecía al grupo de los alumnos de G. en Moscú, del cual ya he hablado.
Llegué en medio de la lectura. Al oír palabras conocidas, llegué a la conclusión de que ya había oído este texto; entonces me senté en un rincón del salón y me puse a fumar pensando en otra cosa. G. estaba presente.
—¿Por qué no ha seguido usted la lectura? me preguntó después que hubo terminado.
—Pero ya la he oído, respondí.
G. sacudió la cabeza en signo de desaprobación.
Y con toda franqueza, yo no comprendí lo que él esperaba de mí. ¿Por qué tendría que escuchar otra vez un texto que ya conocía?
No lo comprendí hasta mucho más tarde, cuando el período de las lecturas había pasado, y cuando traté de recapitular mentalmente para mí mismo todo lo que había oído. A menudo al reflexionar sobre un problema, me acordaba muy claramente que había sido tratado en una de estas lecturas. Pero por desgracia no podía recordar nada de lo que se había leído, y habría dado mucho por oír ciertos textos una vez más.
Casi dos años después, en noviembre de 1917, un pequeño grupo de cinco personas se encontraban con G. a orillas del mar Negro, a cuarenta kilómetros al norte de Tuapse, en una pequeña casa de campo separada más de dos kilómetros de la vivienda más cercana. Una noche en que todos estábamos reunidos, hablábamos. Ya era tarde, hacía mal tiempo; soplaba un viento del noreste que venía en ráfagas, ora de lluvia, ora de nieve.
Justamente yo estaba reflexionando sobre la "tabla de hidrógenos" y particularmente sobre cierta incompatibilidad que creía discernir entre el diagrama del cual ya hemos hablado y otro que nos fue enseñado más tarde. Reflexionaba sobre los hidrógenos que se encuentran debajo del nivel normal. Explicaré pronto en detalle de qué se trataba y qué respondió G. más tarde al problema que me atormentaba. Pero ese día no lo hizo directamente.
—Usted debería saber, me dijo, que ya hemos hablado de eso en las conferencias de San Petersburgo. Sin duda no ha escuchado. ¿Se acuerda de un texto que no quería escuchar, diciendo que ya lo conocía? Este contenía la respuesta precisa a la pregunta que usted plantea ahora."
Después de un corto silencio, añadió:
"Ahora bien, ¿si usted supiera que en este mismo momento alguien estaba leyendo este texto en Tuapse, saldría a pie para oírlo?
—Sí, iría, dije.
Y de hecho, a pesar de que me representaba muy vividamente cuán largo, frío y difícil sería el camino, yo sabia que esto no me detendría.
G. se echó a reír.
—¿Iría usted de veras? me dijo. Piénselo: cuarenta kilómetros, lluvia, oscuridad, nieve, viento...
—¡No tengo que pensarlo! exclamé. Usted sabe que ya he hecho este viaje más de una vez, cuando faltaban caballos o cuando no había lugar para mí en el coche — y sin esperar recompensa, simplemente porque no había otra cosa que hacer. Naturalmente que iría, y sin vacilar, si alguien fuese a releer este texto en Tuapse.
—¡Ah! dijo G., ¡si tan sólo la gente razonara de esta manera! Pero en realidad razona exactamente al revés. Sin la menor necesidad afrontarían todas las dificultades. Pero para algo importante, de lo que podrían sacar un provecho verdadero, no levantan un dedo. Tal es la naturaleza humana. Un hombre nunca quiere pagar, pero sobre todo, no quiere pagar por lo que es verdaderamente esencial. Usted sabe ahora que no se puede obtener algo por nada, que hay que pagar por todo, y pagar en proporción de lo que se recibe. Pero habitualmente un hombre piensa todo lo contrario. Por bagatelas completamente insignificantes, pagará
cualquier precio. Pero por algo importante, jamás. Esto debe llegarle por si solo.
"Y para volver a la lectura que usted no escuchó en San Petersburgo, ésta contenía la respuesta exacta a la pregunta que plantea ahora. Si entonces hubiese puesto atención, hoy comprendería que no hay ninguna contradicción entre los diagramas y que no la puede haber."
Pero volvamos a San Petersburgo.
Ahora que miro atrás, no puedo dejar de asombrarme ante la rapidez con que G. nos transmitía los principios fundamentales de su enseñanza. Naturalmente esto se debía en gran parte a su manera de exponer las cosas, a su capacidad asombrosa para hacer destacar todos los puntos importantes, sin entrar nunca en detalles inútiles, hasta que lo esencial no hubiese sido comprendido.
Después de los "hidrógenos", G. prosiguió así:
—Queremos «hacer», dijo, pero en todo lo que hacemos estamos atados y limitados por la cantidad de energía producida por nuestro organismo. Cada función, cada estado, cada acción, cada pensamiento, cada emoción, requiere una energía, una substancia bien precisa.
"Llegamos a la conclusión de que tenemos que «recordarnos a nosotros mismos». Pero solamente podemos «recordarnos a nosotros mismos» si tenemos en nosotros la energía indispensable para el «recuerdo de sí». No podemos estudiar, comprender ni sentir nada, sin tener la energía que se requiere para esta comprensión, este sentimiento o este estudio.
"¿Qué ha de. hacer un hombre entonces, cuando comienza a darse cuenta de que no tiene la suficiente energía para alcanzar las metas que se ha propuesto?
"La respuesta a esta pregunta es que cada hombre normal tiene bastante energía para comenzar el trabajo sobre sí. Sólo es menester que con miras a un trabajo útil aprenda a economizar la energía de la cual dispone, y que la mayor parte del tiempo disipa por completo.
"La energía se gasta sobre todo en emociones inútiles y desagradables, en la espera ansiosa de cosas desagradables, posibles o imposibles, en malos humores, en prisas inútiles, nerviosismo, irritabilidad, imaginación, ensueño y así sucesivamente. La .energía se desperdicia en el trabajo equivocado de los centros; en la tensión inútil de los músculos fuera de toda proporción con el trabajo realizado; en la perpetua habladuría que absorbe una enorme cantidad de energía; en el «interés» que dedicamos sin cesar a las cosas que ocurren a nuestro alrededor o a las personas con las cuales no tenemos nada que hacer y que no merecen ni una mirada; en el constante desperdicio de la fuerza de «atención»; etc., etc....
"Al comenzar a luchar contra todos estos hábitos, un hombre ahorra una enorme cantidad de energía, y con la ayuda de esta energía puede emprender fácilmente el trabajo del estudio de si y del perfeccionamiento de  sí.
"Más adelante, sin embargo, el problema se vuelve más difícil. Un hombre que ha balanceado su máquina hasta cierto punto y comprobado por sí mismo que produce mucho más energía de la que esperaba, llega a la conclusión, no obstante, de que ésta no es suficiente, y que debe aumentar la producción si quiere continuar su trabajo.
"El estudio del funcionamiento del organismo humano muestra que esto es ciertamente posible.
"El organismo humano es comparable a una fábrica de productos químicos donde todo ha sido previsto para un muy alto rendimiento. Pero en las condiciones ordinarias de la vida nunca alcanza su máxima capacidad, porque sólo usa una pequeña parte de su maquinaria y ésta no produce sino lo que es indispensable para su propia existencia. Hacer trabajar una fábrica de esta manera es evidentemente antieconómico en el más alto grado. Por lo tanto, la fábrica con toda su maquinaria, todas sus instalaciones perfeccionadas, de hecho no produce nada, ya que no llega a mantener sino su propia existencia, y aun esto con dificultad.
"El trabajo de la fábrica consiste en transformar una clase de materia en otra, es decir, desde el punto de vista cósmico, las substancias más groseras en substancias más finas. La fábrica recibe del mundo exterior, como materia prima, una cantidad de «hidrógenos» groseros, y su trabajo consiste en transformarlos en «hidrógenos» más finos, por medio de toda una serie de complicados procesos alquímicos. Pero en las condiciones ordinarias de la vida, en la fábrica humana es insuficiente la producción de los hidrógenos más finos que nos interesan especialmente desde el punto de vista de la posibilidad de estados superiores de conciencia, y desde el punto de vista del trabajo de los centros superiores; y todos estos hidrógenos más finos se malgastan sin provecho para mantener la existencia de la fábrica misma. Si pudiéramos aumentar la producción de la fábrica a su más alto nivel de rendimiento posible, podríamos entonces comenzar a ahorrar los hidrógenos finos. Entonces la totalidad del cuerpo, todos los tejidos, todas las células, se saturarían de estos hidrógenos finos que gradualmente se fijarían en ellos, cristalizándose de una cierta manera. Esta cristalización de los hidrógenos finos llevaría poco a poco al organismo entero hasta un nivel más alto. hasta los planos más elevados del ser.
"Pero esto nunca puede suceder en las condiciones ordinarias de la vida, porque la «fábrica» gasta todo lo que produce.
"«Aprended a separar lo sutil de lo grosero» — este principio de la «Tabla de Esmeralda» se refiere al trabajo de la fábrica humana, y si un hombre aprende a «separar lo sutil de lo grosero», es decir, a llevar la producción de hidrógenos finos a su más alto nivel posible, por este mismo hecho creará para sí mismo la posibilidad de un crecimiento interior que no puede ser asegurado por ningún otro medio. El crecimiento interior. el crecimiento de los cuerpos interiores del hombre (el astral, el mental), es un proceso material completamente análogo al del crecimiento del cuerpo físico. Para crecer, un niño debe ser bien alimentado, su organismo debe gozar de condiciones saludables a fin de que, partiendo de este alimento, pueda preparar
los materiales necesarios para el crecimiento de los tejidos. Lo mismo es necesario para el «cuerpo astral», el cual requiere para su crecimiento substancias que el organismo debe producir a partir de las diversas clases de alimentos que penetran en el. Más aún, las substancias que el cuerpo astral necesita para su crecimiento son idénticas a las que son indispensables para mantener el cuerpo físico, con la única diferencia que se necesitan en cantidades mucho mayores.
"Si el organismo físico comienza a producir una cantidad suficiente de estas substancias finas, y si luego se constituye el cuerpo astral en él, este organismo astral necesitará para mantenerse una cantidad mucho menor de estas substancias que las que necesitó durante su crecimiento. El sobrante de estas substancias podrá entonces emplearse para la formación y el crecimiento del «cuerpo mental», pero por supuesto, este' exigirá mucho mayor cantidad de estas substancias que las requeridas para el crecimiento y la alimentación del cuerpo astral. El exceso de las substancias no consumidas por el cuerpo mental servirá para el crecimiento del «cuarto cuerpo». Pero este exceso tendrá que ser muy grande. Todas las substancias finas
necesarias para la manutención y la alimentación de los cuerpos superiores deben ser producidas en el organismo físico, y el organismo físico es capaz de producirlas siempre que la fábrica humana trabaje debida y económicamente.
Todas las substancias necesarias para mantener la vida del organismo, para el trabajo psíquico, para las funciones superiores de la conciencia y el crecimiento de los cuerpos superiores, son producidas por el organismo a partir del alimento que penetra en el.
"El organismo humano recibe tres clases de alimento:
1º El alimento ordinario que comemos.
2° El aire que respiramos.
3º Nuestras impresiones.
"No es difícil comprender que el aire es una clase de alimento para el organismo. Pero a primera vista puede parecer difícil comprender cómo las impresiones pueden ser un alimento.
"Siempre debemos recordar que con cada impresión exterior, sonora, visual u olfativa, recibimos desde afuera cierta cantidad de energía, cierto número de vibraciones; esta energía que penetra en el organismo desde el exterior es un alimento. Más aún, como ya lo he dicho, la energía no puede ser transmitida sin materia. Si una impresión exterior introduce con ella una energía exterior en el organismo, ello significa que una materia exterior también penetra en el organismo y lo nutre, en el pleno sentido de esta palabra.
"Para una existencia normal, el organismo necesita tres clases de nutrición: alimento físico, aire e impresiones. El organismo no puede existir con la ayuda de uno solo, ni siquiera con la de solo dos, se necesitan los tres. Pero la relación de estos alimentos entre sí y su significado para el organismo no son los mismos.
"El organismo puede existir por un tiempo relativamente largo sin ningún aporte de alimento físico fresco. Se conocen casos de ayuno por más de sesenta días, al fin de los cuales el organismo no había perdido nada de su vitalidad, puesto que pudo recuperar sus fuerzas muy rápidamente tan pronto como empezó a alimentarse. Por supuesto tal abstinencia de alimento no puede considerarse como completa, ya que en estos casos de privación artificial, los sujetos habrían continuado tomando agua. Sin embargo, aun sin agua un hombre puede vivir varios días sin alimentos.
"Sin aire, no puede subsistir más de unos minutos, no más de dos o tres: como regla general la muerte sucede obligatoriamente después de una privación de aire que dura cuatro minutos.
"Sin impresiones, un hombre no puede vivir ni un solo instante. Si de alguna manera se pudiera detener el flujo de las impresiones o privar al organismo de su capacidad de recibirlas, moriría instantáneamente. El flujo de las impresiones que nos vienen del exterior es como una correa de transmisión por la cual se nos comunica el movimiento. El motor principal para nosotros es la naturaleza, el mundo que nos rodea. La naturaleza nos transmite a través de nuestras impresiones la energía por la cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Si este influjo energético dejase por un instante de llegar a nosotros, nuestra maquina cesaría inmediatamente de trabajar. Por lo tanto, de las tres clases de alimento, la más importante son las impresiones, aunque es evidente que un hombre no puede existir mucho tiempo solamente de impresiones. Las impresiones y el aire permiten al hombre existir un poco más de tiempo.
Las impresiones, el aire y el alimento físico permiten al hombre vivir el término de su tiempo normal de vida y producir las substancias necesarias no sólo para mantener su vida, sino también para la creación y el crecimiento de los cuerpos superiores.
"El proceso de transformar en substancias más finas las substancias que entran en el organismo está gobernado por la ley de octava.
"Representémonos el organismo humano bajo la forma de una fábrica de tres pisos. El piso superior de esta fábrica es la cabeza del hombre; el piso intermedio es el pecho; el piso inferior incluye la espalda, el abdomen y la parte inferior del cuerpo.
"El alimento físico es H 768, o la, sol, fa, en la tercera octava cósmica de radiaciones. Este hidrógeno penetra en el piso inferior del organismo como «oxígeno», do 768.
"El oxígeno 768 encuentra el carbono 192, ya presente en el organismo.[9] De la unión de O 768 y C 192 resulta el nitrógeno N 384. N 384 es la nota siguiente, re.
"Como lo sabemos por la ley de octava, mi no puede pasar a fa en una octava ascendente sin un choque adicional. Si no recibe ningún choque adicional, la substancia mi 192 no puede por si misma pasar a la plena nota fa.
"En el momento en que mi 192 aparentemente debería llegar a un punto muerto, penetra en el organismo el «segundo alimentó» — el aire, bajo la forma de do 192, o sea mi, re, do de la segunda octava cósmica de radiaciones. La nota do contiene los semitonos necesarios, es decir, toda la energía necesaria para pasar a la próxima nota, y en alguna forma da liarte de su energía a la nota mi, que es de igual densidad. La energía de este do al unirse con el carbono 48 ya presente en el organismo, da a mi 192 suficiente tuerza para que pueda pasar al nitrógeno 96. El nitrógeno 96 será la nota fa.
"Re 384, que se convierte en el oxígeno de la tríada siguiente, encuentra en el organismo el carbono 96, y en conjunto producen un nuevo nitrógeno, N 192, que es la nota mi 192.

La entrada de aire H 192 en el organismo y el choque dado por el aire en el intervalo mi-fa de la octava de nutrición.
"Fa 96, al unirse con el carbono 24, presente en el organismo, pasa al nitrógeno 48 — la nota sol. Continuación de la octava de nutrición, el pasaje de los productos de nutrición a sol 48.

"La nota sol 48, al unirse con el carbono 12, presente en el organismo, pasa al nitrógeno 24 —la nota la 24.

Continuación de la octava de nutrición, el pasaje de los productos de nutrición a la 24.
"La 24 se une con el carbono 6, presente en el organismo, y se transforma en nitrógeno 12, o si 12.
"Si 12 es la substancia más alta que el organismo puede producir a partir del alimento físico, con la ayuda del choque adicional dado por el aire.
Continuación de la octava de nutrición, el pasaje de los productos de nutrición a 51 12.
"Do 192 (aire), al entrar en el piso intermedio de la fábrica con el carácter de oxígeno y al dar una parte de su energía a mi 192, se une a su vez, en un cierto punto, con el carbono 48, presente en el organismo y pasa a re 96.
El comienzo de la digestión del aire en el organismo.

"Re 96 pasa a mi 48 con la ayuda del carbono 24, y con esto, el desarrollo de la segunda octava se detiene. Para pasar de mi a fa es indispensable un choque adicional, pero en este sitio la naturaleza no ha preparado ningún choque adicional, y la segunda octava, es decir la octava del aire, no puede desarrollarse más allá y en las condiciones ordinarias de la vida, no se desarrolla más allá.

Continuación de la octava del aire en el organismo.
"La tercera octava comienza con do 48.
"Las impresiones entran en el organismo bajo la forma de oxigeno 48, es decir la, sol, fa, de la segunda octava cósmica «Sol-Tierra».

 "Do 48 tiene suficiente energía para pasar a la próxima nota, pero en el momento en que do 48 penetra en el organismo, no se presenta el carbono 12 necesario para esta transición. Al mismo tiempo, do 48 no entra en contacto con mí 48, así que do mismo no puede pasar a la próxima nota, ni puede dar una parte de su energía a mi 48.

Las tres clases de nutrición y la digestión de H 768 y H 192 en el organismo con la ayuda de un choque mecánico. El estado normal del organismo y la producción normal de las substancias más finas a partir de los productos de nutrición.
Fig. 36
"En las condiciones normales de existencia, la producción de materias finas por la fábrica llega entonces a un punto muerto, se detiene, y la tercera octava resuena sólo como «do». La substancia de la más alta calidad producida por la fabrica es si 12, y para todas sus funciones superiores, la fábrica no puede emplear sino esta substancia superior.
"Sin embargo, hay una posibilidad de acrecentar el rendimiento, es decir de permitir que la octava del aire y la octava de las impresiones se desarrollen más. Para este fin, es indispensable crear una clase especial de «choque artificial» en el punto mismo en que la tercera octava se ha detenido. Esto significa que el «choque artificial» debe ser aplicado a la nota do 48.
"Pero ¿que es un «choque artificial»? Primero, se conecta con el momento de recibir una impresión. La nota do 48 designa el momento en que una impresión entra en nuestra conciencia. Un choque artificial en este punto significa cierta clase de esfuerzo, hecho en el momento en que se recibe una impresión.
"Se ha explicado anteriormente que en las condiciones de la vida ordinaria no nos recordamos a nosotros mismos. No nos recordamos, es decir, no tenemos la sensación de nosotros mismos; no estamos conscientes de nosotros mismos en el momento de la percepción de una emoción, de un pensamiento o de una acción. Si un hombre lo comprende y trata de recordarse a sí mismo, cada impresión que recibe durante este recuerdo, será en cierta manera doblada. Por ejemplo, en un estado psíquico ordinario, simplemente miro a la calle. Pero si «me recuerdo a mí mismo», no miro simplemente a la calle, yo siento que la miro, como si me dijera a mí mismo: «Yo miro». En vez de una impresión de la calle, tengo dos impresiones: una de la calle y la otra de mí mismo mirando a la calle. Esta segunda impresión producida por el hecho de mi «recuerdo de mí», es el «choque adicional». Además, sucede que la sensación adicional conectada con el «recuerdo de sí» trae consigo un elemento de emoción; en otras palabras, en ese instante el trabajo de la maquina llama cierta cantidad de carbono 12. Los esfuerzos por recordarse a sí mismo, la observación de sí en el momento en que se recibe una impresión, la observación de una impresión en el momento en que se la
recibe, el «registro», por así decirlo, de la recepción de impresiones, y la estimación simultánea de su valor, todo esto tomado en conjunto dobla la intensidad de las impresiones y hace que do 48 pase a re 24. Al mismo tiempo, los esfuerzos que corresponden a la transición de una nota a otra y el pasa fe de do 48 a re 24, permiten que do 48 de la tercera octava entre en contacto con mi 48 de la segunda octava, y que le dé a esta nota la cantidad de energía necesaria para pasar de mi a fa. De esta manera, el choque dado a do 48 se extiende también a mi 48 y permite que la segunda octava se desarrolle.
"Mi 48 pasa a fa 24; fa 24 pasa a sol 12; sol 12 pasa a la 6. La 6 es la, materia de la más alta calidad que puede ser producida por el organismo a partir del aire, es decir a partir de la segunda clase de alimento. Sin embargo, esto no puede ser obtenido sino por un esfuerzo consciente, realizado en el momento en que se recibe una impresión.
"Comprendamos bien lo que esto quiere decir. Todos respiramos el mismo aire. Además de los elementos conocidos por nuestra ciencia, el aire contiene un gran número de substancias que ésta no conoce, que le son indefinibles e inaccesibles a su observación. Pero es posible un análisis exacto del aire aspirado tanto como del aire espirado. Este análisis muestra que si el aire aspirado por diversas personas es estrictamente el mismo, el aire espirado por cada una de ellas se revela completamente diferente. Supongamos que el aire que respiramos esté compuesto de una veintena de distintos elementos desconocidos por nuestra ciencia. Cada uno de nosotros absorbe un cierto número de estos elementos en cada aspiración. Supongamos que
se absorben siempre cinco de ellos. Por consecuencia, el aire espirado por cada uno está compuesto de quince elementos; cinco han ido a nutrir el organismo. Sin embargo, ciertos hombres no exhalan quince, sino sólo diez elementos, es decir que absorben cinco elementos más. Estos cinco elementos son hidrógenos superiores.
Estos hidrógenos superiores están presentes en cada partícula de aire que inhalamos. Al aspirar, introducimos en nosotros estos hidrógenos superiores, pero si nuestro organismo no sabe cómo extraerlos de las partículas del aire, ni cómo retenerlos, vuelven al aire por exhalación. Pero permanecen en el organismo si éste es capaz de extraerlos y retenerlos. De esta manera, todos respiramos el mismo aire, pero no todos extraemos las mismas substancias.
Unos extraen más, otros menos.
"Para extraer más de ellos, es necesario que nuestro organismo disponga de una cierta cantidad de substancias finas correspondientes. Estas substancias finas contenidas en el organismo actúan entonces como un imán sobre las substancias finas contenidas en el aire inhalado. De esta manera encontramos de nuevo la antigua ley alquímica: «Para hacer oro, primero hay que tener oro. Sin oro, no hay posibilidad de hacer oro.»
"La alquimia en su totalidad no es sino una descripción alegórica de la fábrica humana y de su trabajo de transformar los metales viles (substancias groseras) en metales preciosos (substancias finas).
"Hemos seguido el desarrollo de dos octavas. La tercera octava, es decir la octava de impresiones, comienza con un esfuerzo consciente. Do 48 pasa a re 24; re 24 pasa a mi 12. El desarrollo de la octava, llegado a este punto, se detiene.
"Si examinamos ahora el resultado del desarrollo de estas tres octavas, veremos que la primera octava ha alcanzado si 12, la segunda, la 6, y la tercera, mi 12. De esta manera, la primera y la tercera octava se detienen en notas que no pueden pasar a las notas siguientes.
"Para el desarrollo ulterior de estas dos octavas, es necesario un segundo choque consciente en cierto punto de la máquina:
se necesita un nuevo esfuerzo consciente. La naturaleza de este esfuerzo exige un estudio especial. Si consideramos la marcha general de la máquina, este esfuerzo puede ser conectado con la vida emocional, es decir con una clase especial de influencia sobre nuestras propias emociones. Pero no se puede explicar lo que es realmente esta clase de influencia, y cómo debe ser producida, sino en función de una descripción general del trabajo de la fábrica o de la máquina humana.
"La práctica de la no-expresión de emociones desagradables, de la no-identificación, de la noconsideración
interior, es la preparación para el segundo esfuerzo.
Cuadro completo del trabajo intensivo del organismo y de la intensiva producción de substancias a partir de los producto'' de la nutrición, después del primer choque consciente.
"Si consideramos ahora el trabajo de la fábrica humana como un todo, cada vez que se detiene la producción de estas substancias finas seremos capaces de discernir por cuáles medios podemos hacerla recomenzar. Vemos que, en las condiciones ordinarias, al trabajar con la sola ayuda de un choque mecánico, la fábrica produce una cantidad muy pequeña de substancias tinas; en efecto, solamente si 12. Trabajando con un choque mecánico y un choque consciente, la fábrica produce ahora una cantidad mucho más grande de substancias finas. Y al trabajar con dos choques conscientes, la fábrica producirá tal cantidad de substancias finas que con el transcurso del tiempo su carácter se transformará por completo.
"La fábrica de tres pisos representa el universo en miniatura; está construida según las mismas leyes y sobre el mismo plan que el universo entero.
"Para comprender la analogía entre el hombre, el organismo humano y el universo, representémonos el mundo, como lo hemos hecho anteriormente, bajo la forma de tres octavas que van desde el Absoluto hasta el Sol, desde el Sol hasta la Tierra, y desde la Tierra hasta la Luna. Cada una de estas tres octavas carece de un semitono entre fa y mi, y en cada una de ellas el papel de este semitono que falta es desempeñado por cierta clase de choque artificialmente creado en este punto. Si tratamos ahora de precisar la analogía entre la fábrica de tres pisos y las tres octavas del universo, debemos comprender que los tres «choques adicionales» en las tres octavas corresponden a las tres clases de alimento que entran en el organismo humano. El choque en la octava inferior corresponde al alimento físico; este choque es el do 768 de la fábrica cósmica de tres pisos. En la octava intermedia el choque corresponde al aire, es el do 192 de la fábrica cósmica. En la octava superior, el choque corresponde a las impresiones; es el do 48 de la fábrica cósmica. En el trabajo interior de esta fábrica cósmica de tres pisos, las tres clases de alimento sufren la misma transformación que en la fábrica humana, sobre el mismo plano y en relación con las mismas leyes. Un estudio más profundo de la analogía entre el hombre y el universo sólo es posible después de un estudio exacto de la máquina humana, después que se hayan reconocido exactamente los «sitios» respectivos de cada uno de los hidrógenos en nuestro organismo. Entonces debemos descubrir la precisa razón de ser de cada hidrógeno, dándoles la definición química, psicológica, fisiológica y anatómica; en otros términos, definiendo sus funciones, su sitio en el organismo humano, y si es posible, las sensaciones particulares que le están ligadas.
"El estudio del trabajo del organismo humano como fábrica química nos muestra tres etapas en la evolución de la máquina humana.
"La primera etapa concierne al trabajo del organismo humano, el organismo tal como ha sido creado por la naturaleza, es decir, para la vida y las funciones de los hombres números 1, 2 y 3, La primera octava, la octava del alimento, se desarrolla normalmente hasta mi 192. Al llegar a este punto, recibe automáticamente un choque al comienzo de la segunda octava, y su desarrollo prosigue después hasta si 12. La segunda octava, la octava del aire,-comienza con do 192 y se desarrolla hasta mí 48, donde se detiene. La tercera octava, la octava de las impresiones, comienza con do 48, y se detiene allí. De modo que siete notas de la primera octava, tres notas de la segunda, y una nota de la tercera representan un cuadro completo del trabajo de la «fábrica humana» en su primera etapa, es decir en su estado natural. La naturaleza no ha previsto sino un «choque», aquel que se recibe con la entrada de la segunda octava, y que permite que mi de la primera octava pase a fa. Pero la naturaleza no ha previsto nada para el segundo «choque», es decir, para el «choque» que ayudaría al desarrollo de la tercera octava y por tanto permitiría que mi de la segunda octava pasase a fa. Un hombre debe crear este «choque» por sus propios esfuerzos, si desea aumentar la producción de los hidrógenos finos en su organismo.
"La segunda etapa concierne al trabajo del organismo humano cuando un hombre crea un «choque» voluntario y consciente en el punto do 48. Este «choque» voluntario se transmite primero a la segunda octava que se desarrolla hasta sol 12, o aún más allá hasta la 6, y aún más lejos, si el trabajo del organismo es suficientemente intenso. El mismo choque permite también el desarrollo de la tercera octava, la octava de impresiones, que en este caso alcanza mi 12. Así en la segunda etapa del trabajo del organismo humano, vemos el desarrollo completo de la segunda octava y tres notas de la tercera. La primera octava se ha detenido en la nota si 12, la tercera en la nota mi 12. Ninguna de estas octavas puede desarrollarse más
allá sin un nuevo «choque». La naturaleza de este segundo «choque» no puede ser definida tan fácilmente como la del primer «choque» voluntario de do 48. A fin de comprenderla, es indispensable comprender la significación de si 12 y de mi 12.
"El esfuerzo que crea este «choque» debe consistir en un trabajo sobre las emociones, en una transformación y mutación de las emociones. Esta transmutación de las emociones ayudará entonces a la transmutación de si 12 en el organismo humano. Ningún crecimiento real, es decir, ningún crecimiento de los cuerpos superiores en el organismo, es posible sin ella. La idea de esta transmutación era conocida por muchas enseñanzas antiguas, y aun por algunas más recientes, por ejemplo, la Alquimia de la Edad Media. Pero los Alquimistas hablaban de esta transmutación bajo la forma alegórica de una transmutación de metales viles en metales preciosos. En realidad, a lo que se referían era a la transformación cíe los hidrógenos groseros en hidrógenos tinos en el organismo humano, principalmente a la transformación de mi 12. Se puede decir que si un hombre llega a realizar esta transmutación, ha logrado la meta de sus esfuerzos, pero en tanto que no la haya realizado, todos los resultados obtenidos aún pueden perderse, porque de ninguna manera están fijados en él. Más aún, estos resultados han sido logrados sólo en las esferas del pensamiento y de la emoción. Resultados reales, objetivos, pueden obtenerse solamente después que haya comenzado la transmutación de mi 12.
"Los Alquimistas que hablaban de esta transmutación comenzaban directamente con ella. No conocían nada, o por lo menos no decían nada, acerca de la naturaleza del primer «choque» voluntario. Sin embargo, todo depende de esto. El segundo «choque» voluntario y la transmutación no se hacen físicamente posibles sino después de una larga práctica del primer «choque» voluntario, que consiste en el «recuerdo de sí» y en la «observación de las impresiones» que se reciben. En el camino del monje y en el del faquir, el trabajo sobre el segundo «choque» precede al trabajo sobre el primer «choque», pero como sólo este último puede llevar a la creación de mi 12, los esfuerzos en la ausencia de todo otro elemento tienen por necesidad que concentrarse en si 12, lo que muy a menudo da resultados enteramente equivocados. En el cuarto camino, un desarrollo correcto tiene que comenzar con el primer «choque» voluntario, y luego pasar al segundo «choque» que debe intervenir en mi 12.
"La tercera etapa en el trabajo del organismo humano comienza cuando un hombre crea conscientemente en sí mismo un segundo «choque» voluntario en el punto mi 12, cuando comienza en él la transformación o la transmutación de estos hidrógenos en hidrógenos superiores. La segunda etapa y el comienzo de la tercera se refieren a la vida y a las funciones del hombre número 4. Se necesita un período bastante largo de transmutación y de cristalización para la transición del hombre número 4 al nivel del hombre número 5.
"Cuando se ha comprendido suficientemente la tabla de hidrógenos, ésta de inmediato pone en evidencia muchos rasgos nuevos en el trabajo de la máquina humana, estableciendo así claramente, ante todo, las razones de las diferencias que existen entre los centros y sus respectivas funciones.
"Los centros de la máquina humana trabajan con diversos hidrógenos. Allí estriba su principal diferencia. El centro que trabaja con el hidrógeno más grosero, más denso y más pesado, trabaja más lentamente. El centro que trabaja con el hidrógeno más ligero, más móvil, es también el más rápido.
"El centro del pensar o el centro intelectual es el mas lento de los tres centros que hemos examinado hasta ahora. Trabaja con el hidrógeno 48 (según la tercera gradación de la «tabla de hidrógenos»).
"El centro motor trabaja con el hidrógeno 24. El hidrógeno 24 es mucho más rápido y móvil que el hidrógeno 48. El centro intelectual nunca es capaz de seguir el trabajo del centro motor.
No podemos seguir nuestros propios movimientos, ni los de otras personas, a menos que su velocidad se reduzca artificialmente. Somos aún menos capaces de seguir el trabajo interno de nuestro organismo — las funciones instintivas, el pensar instintivo — que constituye en cierta forma un aspecto del centro motor.
"El centro emocional puede trabajar con el hidrógeno 12. Sin embargo, en realidad muy rara vez trabaja con este hidrógeno fino. En la mayoría de los casos su trabajo difiere poco, en velocidad e intensidad, del trabajo del centro motor o del centro instintivo.
"Para comprender el trabajo de la máquina humana y sus posibilidades, hay que saber que aparte de estos tres centros y de los que están relacionados con ellos, tenemos dos centros más, plenamente desarrollados y que funcionan perfectamente, pero no tienen vinculo con nuestra vida ordinaria ni con los tres centros a través de los cuales tenemos conocimiento de nosotros mismos.
"La presencia de estos centros superiores en nosotros es análoga a la de los tesoros escondidos que han buscado desde los tiempos más remotos los hombres que persiguen lo misterioso y lo milagroso; pero es un enigma mucho más grande.
"Todas las enseñanzas místicas y ocultas reconocen en el hombre la existencia de fuerzas y capacidades superiores — aunque en muchos casos, sólo en forma de posibilidades — y hablan de la necesidad de desarrollar las fuerzas escondidas en el hombre. La presente enseñanza difiere de muchas otras por el hedió de que afirma la existencia en el hombre de centros superiores ya plenamente desarrollados.
"Son los centros inferiores los que no están desarrollados. Y es precisamente esta falta de desarrollo de los centros inferiores, o su incompleto funcionamiento, lo que nos impide usar el trabajo de los centros superiores.
"Como ya lo he dicho, hay dos centros superiores: el centro emocional superior, que trabaja con hidrógeno 12, y el centro intelectual superior, que trabaja con hidrógeno 6.
"Si consideramos el trabajo de la maquina humana desde el punto de vista de los hidrógenos con los que trabajan los centros, veremos por qué los centros superiores no pueden entrar en contacto con los centros inferiores.
"El centro intelectual trabaja con hidrógeno 48; el centro motor con hidrógeno 24.
"Si el centro emocional trabajase con hidrógeno 12, su trabajo se conectaría con el del centro emocional superior. En los casos en que el trabajo del centro emocional alcanza la intensidad de vida y la rapidez que suministra el hidrógeno 12, se produce un contacto momentáneo con el centro emocional superior y el hombre experimenta nuevas emociones, nuevas impresiones, que hasta entonces le eran completamente desconocidas y para las cuales no tiene ni palabras ni expresiones con que describirlas. Pero en las condiciones ordinarias, la diferencia entre la velocidad de nuestras emociones habituales y la velocidad del centro emocional superior es tan grande que no hay ningún contacto posible y no llegamos a oír las voces dentro de nosotros que nos hablan, y que nos llaman, desde el centro emocional superior.
"El centro intelectual superior, al trabajar con hidrógeno O, está aún mas alejado de nosotros, todavía menos accesible. No hay contacto posible con él, sino a través del centro emocional superior. Ejemplos de tales contactos nos han sido dados sólo en las descripciones de experiencias místicas, estados extáticos, y otros. Dichos estados pueden ser producidos por emociones religiosas, a no ser que aparezcan, por breves instantes, bajo la acción de narcóticos especiales; o en ciertos estados patológicos tales como ataques de epilepsia o lesiones traumáticas accidentales en el cerebro — y en tal caso, es difícil decir cuál es la causa
y cuál es el efecto; esto es, si el estado patológico resulta de este contacto, o viceversa.
"Si pudiésemos conectar deliberadamente y a voluntad los centros de nuestra conciencia ordinaria con el centro intelectual superior, no nos sería de utilidad alguna en nuestro estado actual. En la mayoría de los casos, en el momento de un contacto accidental con el centro intelectual superior, el hombre pierde el conocimiento. La inteligencia se desborda con el torrente de pensamientos, emociones, imágenes y visiones que súbitamente irrumpen en ella. Y en lugar de un pensamiento vivo o una emoción viva, resulta por el contrario un quedarse completamente en blanco, un estado de inconsciencia. La memoria recuerda sólo el primer momento, cuando la mente está como sumergida, y el último momento, cuando se retira el flujo y el conocimiento regresa. Pero aun estos momentos son tan ricos en colores de mil matices que entre las sensaciones ordinarias de la vida no hay nada con qué compararlos.
Generalmente esto es todo lo que queda de las así llamadas experiencias místicas o extáticas que resultan de un contacto momentáneo con un centro superior. Muy rara vez sucede que una mente, por bien preparada que esté, llegue a aprehender y a guardar el recuerdo de algo de lo que fue sentido y comprendido en el momento del éxtasis. Sin embargo, aun en tales casos, los centros intelectual, emocional y motor recuerdan y transmiten todo a su propia manera, es decir traducen sensaciones completamente nuevas, nunca antes experimentadas, al lenguaje de las sensaciones cotidianas; reducen a las formas del mundo tridimensional, cosas que sobrepasan completamente nuestras medidas ordinarias. De esta manera, desnaturalizan hasta
los menores vestigios de lo que podría subsistir en su memoria de estas experiencias inusitadas. Al transmitir las impresiones de los centros superiores, nuestros centros ordinarios pueden compararse a ciegos hablando de colores, o a sordos hablando de música.
"A fin de obtener una conexión correcta y permanente entre los centros inferiores y los centros superiores, es necesario regular y acelerar el trabajo de los centros inferiores.
"Además, como ya se ha dicho, los centros inferiores trabajan mal, porque muy a menudo en vez de desempeñar respectivamente sus propias funciones, uno u otro de ellos toma a su cargo el trabajo de otros centros. Esto reduce considerablemente la velocidad de marcha de la máquina y torna muy difícil la aceleración del trabajo de los centros. Por lo tanto, para poder regular y acelerar el trabajo de los centros inferiores, el primer objetivo debe ser librar a cada centro de todo trabajo que no le sea natural, y hacerlo volver a su propia tarea, la cual puede desempeñar mejor que ningún otro centro.
"Cuánta energía es así gastada en un trabajo profundamente inútil y dañino en todo sentido:
actividad de emociones desagradables, preocupaciones, inquietudes, apresuramiento y toda la secuela de actos automáticos enteramente desprovistos de necesidad alguna. Se pueden dar fácilmente innumerables ejemplos de esta actividad inútil. Ante todo, hay ese flujo incesante de pensamientos que no pueden ser detenidos ni controlados, y que consumen una cantidad enorme de nuestra energía. Luego está la tensión continua y perfectamente superflua de los músculos de nuestro organismo. Nuestros músculos están contraídos, aun cuando no hagamos nada. Una parte considerable de nuestra musculatura entra de inmediato en acción para el más mínimo trabajo, como si se tratase de realizar el más grande esfuerzo. Para recoger una aguja del suelo, un hombre gasta tanta energía como para levantar a un hombre de su mismo peso.
Para escribir una carta de dos palabras, derrochamos una fuerza muscular que bastaría para escribir un grueso volumen. Pero lo peor es que gastamos nuestra energía muscular continuamente, aun cuando no hagamos nada. Cuando caminamos, los músculos de los hombros y de los brazos están tensos sin la menor necesidad; cuando estamos sentados, los músculos de las piernas, del cuello, de la espalda y del vientre están contraídos inútilmente; aun durmiendo contraemos los músculos de los brazos, de las piernas, de la cara y de todo el cuerpo — y no comprendemos que en este perpetuo estado de alerta con miras a esfuerzos que jamás haremos, gastamos mucho más energía que la que sería necesaria para realizar un trabajo útil, real, durante toda una vida.
"Además, podemos señalar el hábito de hablar sin cesar, de todo y a todo el mundo, y si no hay nadie, de hablarse a sí mismo; el hábito de alimentar quimeras, el ensueño perpetuo, nuestros cambios de humor, los continuos pasajes de un sentimiento a otro, y miles de cosas completamente inútiles que el hombre se cree obligado a sentir, pensar, hacer o decir.
"Para regular y equilibrar el trabajo de los tres centros cuyas funciones constituyen nuestra vida, es indispensable economizar la energía producida por nuestro organismo; no hay que derrocharla en un funcionamiento inútil, sino ahorrarla para la actividad que unirá gradualmente los centros inferiores con los centros superiores.
"Todo lo que se ha dicho anteriormente acerca del trabajo sobre sí, de la elaboración de la unidad interior y del pasaje de los hombres números 1, 2 y 3 al nivel de los hombres números 4, 5 y más, persigue un solo y mismo fin. Lo que se llama «cuerpo astral», según una terminología especial, se llama según otra el «centro emocional superior», aunque aquí la diferencia no está solamente en la terminología. Para hablar más correctamente se trata de diferentes aspectos del próximo estado evolutivo del hombre. Se puede decir que el «cuerpo astral» es necesario para el funcionamiento completo y adecuado del «centro emocional superior» al unísono con los centros inferiores —o bien que el «centro emocional superior» es necesario para el trabajo del «cuerpo astral».
"El «cuerpo mental» corresponde al «centro intelectual superior». Sería falso decir que son una sola y misma cosa. Pero el uno exige al otro, el uno no puede existir sin el otro, uno es la expresión de ciertos aspectos y funciones del otro.
"El «cuarto cuerpo» exige el trabajo completo y armonioso de todos los centros, implica un control completo sobre este trabajo del cual también es la expresión.
"Lo que es necesario comprender bien (y lo que la «tabla de hidrógenos» nos ayuda a comprender) es la idea de la completa materialidad de todos los procesos interiores psíquicos. intelectuales, emocionales, voluntarios y otros, incluso las inspiraciones poéticas mas exaltadas, los éxtasis religiosos y las revelaciones místicas.
"La materialidad de los procesos significa su dependencia de la calidad de la materia o de la substancia empleada. Cierto proceso exige el gasto, o se puede decir, la combustión de hidrógeno 48; pero no se puede obtener otro proceso por la combustión de hidrógeno 48, requiere una substancia más fina o más combustible, hidrógeno 24. Para un tercer proceso el hidrógeno 24 es demasiado débil; se necesita hidrógeno 12.
"Vemos así que nuestro organismo posee las diversas clases de combustibles necesarios para los diferentes centros. Los centros se pueden comparar a máquinas que usan combustibles de varías calidades. Una maquina puede trabajar con residuos de gasolina, otra requiere gasolina refinada: una tercera puede marchar con petróleo. Las substancias finas de nuestro organismo pueden compararse con substancias de diferentes «grados de combustibilidad», y el organismo mismo se puede comparar a un laboratorio, donde a partir de diversas especies de materias primas se preparan combustibles diversos, necesarios para los diferentes centros.
Pero por desgracia, algo funciona mal en el laboratorio. Las fuerzas que controlan el reparto de combustibles entre los diferentes centros a menudo cometen errores, y los centros reciben un combustible, ora demasiado débil, ora demasiado inflamable. Además una gran cantidad de todos los combustibles producidos se gasta de manera totalmente improductiva; hay fugas y simplemente se pierden. Además de esto, en el laboratorio ocurren a menudo explosiones que destruyen de golpe todo el combustible que había sido preparado para el día siguiente, o aun para un período de tiempo mucho más largo, y pueden causar daños irreparables a la fábrica entera.
"Debe notarse que el organismo produce habitualmente durante un solo día todas las substancias necesarias para el siguiente. Y sucede muy a menudo que todas las substancias se gasten, se consuman por alguna emoción completamente inútil, y por regla general, completamente desagradable. Los malos humores, el bullicio, la angustiosa expectativa de algo desagradable, la duda, el temor, un sentimiento de ofensa, la irritación, cada una de estas emociones, en cuanto llegan a un cierto grado de intensidad, en media hora o aún en medio minuto pueden quemar todas las substancias que habían sido preparadas para el día siguiente;
es más, una simple explosión de cólera o cualquier otra emoción violenta, de un solo golpe puede hacer explotar todas las substancias que habían sido preparadas en el laboratorio y dejar a un hombre completamente vacío por largo tiempo, si no para siempre.
"Todos los procesos psíquicos son materiales. No hay ni un solo proceso que no exija el gasto de cierta substancia correspondiente. Si esta substancia, está presente el proceso se desarrolla. Pero cuando la substancia se agota, el proceso se detiene."


NOTAS

8.- Un Nuevo Modelo del Universo. Cap. VIII: Misticismo Experimental.
9.- Los carbonos ya presentes en el organismo se designan con el signo:

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